La Mentalidad Racial
La Mentalidad Racial
Sayonara Cantillo.
¡La diferencia entre tú y yo!
es lo que hace verdaderamente
al universo mágico.
Ser diferente es algo
maravillosamente bello.
En el preciso momento en que se
disparó el desprecio hacia el otro individuo, por medio de la clasificación
impuesta en nuestra especie humana, se estableció la marginación, entre la
diferencia y el rasgo preferencial; de inmediato el mismo ser humano se sometió
a la humillación.
Bajo la implantación del adoctrinamiento antropológico, político y social, por la inclinación a la defensa de grupos étnicos. A con llevando el espíritu de superioridad del uno sobre el otro, hasta conseguir el dominio por medio del sometimiento. Lo que dio lugar a la desigualdad social, la explotación económica, segregación social, el destierro, hasta llegar a la destrucción física del ser por medio de actos violentos, desde el denominado e implantado “Racismo Social”, lo cual indiscutiblemente, no es, una condición natural del ser.
Afectando más allá, toda una comunidad, hasta acunarse en la intimidad del hogar, donde reina la discriminación racial, dentro del núcleo familiar, aún más lamentable es, se extiende hacia el margen educacional desde muy temprana edad, donde los niños lamentablemente aplican el azote del racismo, y se identifican no solo como diferentes uno del otros, sino entra en juego dentro del margen de la prepotencia, y el dominio, con llevado por la ideología de la superioridad racial, la cual bien saben aplicar con hechos reales; privando al niño de la inocencia que le pertenece.
Lamentablemente al experimentar el ser humano el sentir de la superioridad en la implantación racial, se suscitan otras series de factores totalmente afectivos, porque también reina la superioridad, el grado de inferioridad en el ser. Se batalla cruelmente con ambos campos, lo cual trae consecuencias negativas, depresión y violencia, lo que demuestra por si solo que no ha funcionado, como útil beneficio y productivo, con relación a su metodología, demostrando el gran descontento social.
Cuando las emociones encontradas
surgen, muchas veces se acude a la violencia como método inmediato de defensa y
contra defensa, alterando el orden público, la paz social e individual lo cual
culmina con un alto grado de agresión y mortalidad, con una secuela de muertes.
Las reacciones personales y colectivas de los individuos provocan el sentimiento de rechazo, llegando al colmo de la xenofobia, el odio al extranjero viéndose entre sí como alienígenas, extraterrestres, extraños, raros; careciendo de razón de ser, con relación a la realidad existencial, con la cual formamos nuestra historia humana.
La frontera racial es una
situación que se ha venido acarreando, desde tiempo ya casi inmemorables y en
todo momento ha sido totalmente contraproducente, por su conspiración
extremista, de lo uno contra lo otro.
El hombre parece haber perdido la percepción de su verdadero significado existencial; careciendo de sensibilidad hacia la calidez y la belleza, con relación al verdadero valor humano, el que quizás en algún momento llego a sentir y del que ya no quiere tener recordación. Ese rasgo de encanto, que lo motivaba al gusto, como cuando se le activa la inspiración al poeta, y bien lo sabe detallar con gran pasión, alegoría y valoración, en el resalte artístico, como la gran obra de arte que es. Rompiendo de manera mágica la monotonía de la igualdad y haciendo reinar de manera esplendorosa la desigualdad que ofrece, el entonces, importante diferencia entre individuos, como se debería aplicar; bajo la admiración y el respeto del uno por el otro. En este punto se demuestra el cultismo, en el humano.
Aun en las diferencias fiscas, raciales, como se le ha denominado, existe la gracia, el don de la Divinidad, el linaje espiritual que nos hace únicos, hijos de un solo creador y formadores de una sola familia, la humanidad. Estamos constituidos en amor y la paz, y abordamos el tren de la felicidad.
Rompiendo las cadenas que nos esclavizan, seremos libre de toda opresión. Nuestro planeta tierra es nuestro verdadero hogar, no un ring donde solo golpes nos sabemos dar, golpes de alma, más que físicos, reinando la impureza mental, que nos invalida de amar y ser libres. El racismo es un tipo de mentalidad que definitivamente se reprograma.
Miami, junio 18, 2020