No hay Partido Republicano o Hay un Partido de Trump, No hay Partido Demócrata o Hay un Partido de Sander? CONSTRUIR PUENTES CON POLITICOS Y VOTANTES
No hay
Partido Republicano o Hay un Partido de Trump, No hay Partido Demócrata o Hay
un Partido de Sander?
Construir puentes con politicos y votantes
Escribe Jorge Yeshayahu Gonzales Lara
Los republicanos tienen más poder que ningún partido desde hace medio siglo. Controlan
la Presidencia, el Senado, la Cámara de Representantes, y el Tribunal Supremo.
Suyos son dos tercios de los Congresos de los estados, y dos tercios de los
puestos de gobernadores. "Si
logran dos más en noviembre, estarían en condiciones de convocar lo que se
llama una Convención Constitucional y reformar la Carta Magna de Estados Unidos”
Vísperas a las elecciones de mitad de mandato este 6 de
noviembre, será una especie de termómetro político para los siguientes años de
la administración Trump, dentro de un clima de inseguridad ciudadana, por los
recientes atentados, y la masacre contra la comunidad judía provocó alertas de
seguridad en templos de todo Estados
Unidos y la condena de líderes políticos y religiosos. Y los
atentados de amenaza de bombas a miembros prominentes del Partidos Demócrata entre
ellos el expresidente Barack Obama, Bill Clinton y otros. La masacre y las
amenazas no puede ser mera coincidencia: un hombre fuertemente armado irrumpió
en una ceremonia religiosa judía y mató a 11 personas antes de decirle a las
autoridades que “solo quería matar judíos.”
Los ataques representan un reto flagrante a los
valores fundamentales de Estados Unidos: que la gente de todas las razas o
religiones estén dotadas de los mismos derechos inalienables. De repente, esas
creencias fundamentales están siendo probadas en una nueva era política divisiva
que apunta a un concepto sombrío de “El Otro”. Estos actos tendrán un impacto
en las conciencias de los votantes en estas elecciones.
¿Podríamos preguntarnos?
No hay Partido Republicano o Hay un Partido de Trump, No hay un Partido Demócrata
unificado, o Hay un Partido Sander.
El
curso político de los dos partidos esta con la mirada puesta en la elección de
mitad de mandato y será el 6 de noviembre y elegiremos de 35 de los 100 senadores,
435 diputados de la Cámara de Representantes y 36 de los 50 gobernadores.
El respaldo de los simpatizantes del partido a Trump es absoluto. Desde el 1 de
junio hasta el viernes, ese partido ha celebrado 30 primarias. El sucesor de
Boehner, Paul Ryan, no se presenta a la reelección en noviembre. El
Partido Republicano ha abrazado el rechazo a la inmigración y al libre
comercio, y ha adoptado una retórica guerra civilista reflejada en la camiseta
que llevaban dos jubilados en un mitin de Trump recientemente: "Mejor rusos que
demócratas".
Y, entretanto, el Partido Demócrata
revive la fractura de 2016, solo que esta vez llevada a guerra
civil abierta: centristas -en la línea de Hillary Clinton- contra
socialdemócratas, que a su vez están apadrinados por el rival de ésta en las
primarias, el autoproclamado 'demócrata socialista' Bernie Sanders.
Los republicanos tienen más poder que ningún partido desde hace medio siglo. Controlan la Presidencia, el Senado, la
Cámara de Representantes, y el Tribunal Supremo. Suyos son dos tercios de los
Congresos de los estados, y dos tercios de los puestos de gobernadores. "Si
logran dos más en noviembre, estarían en condiciones de convocar lo que se
llama una Convención Constitucional y reformar la Carta Magna de Estados Unidos”
Los republicanos viven
un gran dilema entre ser republicano o trumpista nacionalista, como
recientemente el presidente Trump se declaró nacionalista, con el apoyo efusivo
de los grupos neo nacionalistas, el triunfo del evangélico Brat -sin
experiencia, sin recursos, sin apenas campaña digna de tal nombre- fue una
señal de que la era de los Boehner y Ryan estaba llegando a su fin, y que el
partido estaba girando a la ultra derecha, ultra conservadorismo de una América
exclusiva para blancos y excluyente. (blancos descendientes europeos, blancos
latinos descendientes de europeos - escuchar las siguientes expresiones refuerzan
conceptos segregacionistas; “mi
tara-abuelo eran blanco europeo-español-Italiano etc.), abandonando el
liberalismo, y acercándose al populismo. La tolerancia y el respecto a
las diferencias se esta perdiendo en los discursos virales, a nivel de políticos,
las expresiones en las redes sociales que promueven el odio contra lo diferente
o lo que es del agrado o desagrado. Las redes sociales están siendo usadas para
crear redes en un mundo globalizado para reclutar seguidores como lo hizo los
grupos terroristas de Alkaeda, para reclutar fanáticos. El responsable de las amenazas de bombas;
hizo uso de las redes sociales para difundir su discurso de odio y obtuvo información
en las redes sociales de la ubicación, locación y actividades de sus víctimas.
Estos lobos solitarios constituyen un peligro más grande que las organizaciones
terroristas, Al Qaeda y Freeman on the land.
Los demócratas, que están partidos
en dos. Por un lado, los centristas que mandan en el partido, como el senador
neoyorkino Chuck Schumar, que dirige el grupo demócrata en el Senado, y la
representante californiana, Nancy Pelosi que tiene el mismo cargo en la
Cámara. Por otro, Sander y una serie de candidatos de izquierdas cuyo ejemplo
más claro es la neoyorkina Alexandria Osario Cortes, con 29 años y sin
experiencia en política, Ocasio-Cortez ha derrotado en las primarias a la
Cámara a Joe Crowley, que llevaba en el Congreso 19 años y era uno de los
candidatos a suceder a Pelosi que, aunque no quiere ni hablar de su retirada,
no puede ocultar que en marzo cumplió 78 años. El Partido Demócrata
es mucho más heterogéneo que el Republicano. sus votantes son,
por un lado, minorías raciales
que ocupan los estratos más bajos
de la sociedad, y, por otro, personas con el nivel educativo más alto. También
hay mujeres, y afroamericanos, hispanos y asiáticos que no destacan por el
feminismo de sus culturas. Y urbanistas de izquierdas con candidatos rurales de
derechas. Juntar todos esos grupos bajo una bandera es complicado.
Hay
mucho más que los economistas podrían hacer para construir puentes con
políticos y votantes. Insta a sus colegas a hablar de manera que los no expertos
puedan entender y reconocer que "la imparcialidad es mucho más
significativa e importante para la mayoría de las personas que la apreciada
idea de eficiencia del economista".
Hay
otras formas en que los economistas que quieren influir en la política podrían
aumentar su propia relevancia. Primero, necesitan tomar las restricciones políticas más en
serio. Los economistas a menudo ven su
trabajo como el diseño de políticas que hacen que la economía sea correcta y su
entrega a Washington, momento en el que se convierte en el trabajo de otra
persona para convertir esas ideas en ley. Un
problema con esta actitud es que casi todas las propuestas de políticas
requieren una revisión antes de que puedan ponerse en práctica, y algunas
necesitan una gran cantidad de modificaciones. Los economistas deben tener esto en cuenta y estar más
dispuestos a desarrollar lo que denominan soluciones "las mejores", o
políticas que se mueven en una dirección deseable al tiempo que hacen que la
economía sea lo más correcta posible dadas las restricciones políticas y de
otro tipo. Por ejemplo, la mayoría de los
economistas están de acuerdo en que la forma más eficiente de reducir los
impuestos para estimular una economía débil es apuntar los recortes a aquellos
que tienen más probabilidades de gastar el dinero extra. Pero generalmente será políticamente más factible promulgar
un recorte general de impuestos sobre la nómina. Este es un caso en el que sería mejor aceptar una política
menos eficiente si la alternativa no tuviera ningún estímulo fiscal.
En
términos más generales, los economistas deberían ver las restricciones
políticas como fuentes de información potencialmente útiles sobre las
preferencias de las personas. Si bien la resistencia a lo que los economistas consideran
una política ideal a veces puede reflejar la influencia arraigada de unos pocos
poderosos, en otras ocasiones puede representar una forma constructiva de
retroalimentación popular. Por ejemplo, la
segunda mejor política puede ser mucho más fácil de explicar que la mejor, y
hay un valor real en tener políticas que las personas puedan entender. En otros casos, como la oposición al ACUERDO DE ASOCIACION TRANSPACIFICO (un acuerdo comercial que Trump desechó poco después de
asumir el cargo), la resistencia política puede reflejar en parte el hecho de
que los votantes dan mayor valor a la equidad que a la eficiencia. Los economistas no necesitan convertirse en expertos legislativos,
pero todos se beneficiarían si mostraran más interés en trabajar con políticos
para encontrar compromisos viables.
Los
economistas también podrían aumentar su influencia desarrollando modelos más
realistas que tengan en cuenta consideraciones institucionales, como los
complejos vínculos entre diferentes partes del sistema financiero, y un
comportamiento que no se ajuste a los supuestos simplificadores de la economía
tradicional, que sostienen que los individuos están completamente informados. perseguirá
racionalmente sus preferencias sin sesgos ni limitaciones cognitivas. Hacer estos cambios hará que la
investigación económica sea más complicada y menos concluyente, pero los
políticos y los votantes probablemente no apoyarán las propuestas basadas en
análisis que, de todos modos, solo se parecen vagamente al mundo real.
La
crisis financiera fue una llamada de atención a este respecto. A pesar de las claras señales de
advertencia, los economistas tardaron en reconocer la inflación de una burbuja inmobiliaria
en los años previos a la crisis porque a la mayoría se les enseñó que los
mercados eran demasiado eficientes para sobrevalorar un activo durante un largo
período de tiempo. Los economistas también
pasaron por alto las formas en que los valores respaldados por hipotecas de
riesgo vincularon el mercado de la vivienda con el sistema financiero más
amplio, lo que provocó que subestimaran ampliamente el impacto de una ola de
ejecuciones hipotecarias.
Desde
la crisis financiera, los economistas han avanzado considerablemente en su
comprensión de las instituciones financieras y de cómo están conectadas a la
economía real. También están prestando más atención a las consideraciones
institucionales en otras áreas políticas. En
la política de préstamos estudiantiles, por ejemplo, los economistas están
comenzando a reconocer los riesgos para los estudiantes y los contribuyentes
impuestos por las universidades con fines de lucro, muchos de los cuales
alientan a los estudiantes a pedir prestado al gobierno federal para financiar
educaciones que probablemente no generen ingresos lo suficientemente altos como
para pagar la deuda Y en la política del
mercado laboral, hay un nuevo enfoque en el desafío de desarrollar
instituciones que puedan financiar y administrar beneficios en la economía del
trabajo, comparables a los acuerdos, como el seguro de salud proporcionado por
el empleador, que ha crecido con el tiempo con los empleadores tradicionales. .
Del
mismo modo, un próspero de CONDUCTA ECONOMICA;
la literatura ha surgido en las últimas dos décadas que
incorpora supuestos más realistas sobre el comportamiento que aquellos
incorporados en los modelos económicos tradicionales. Considere los ahorros de jubilación. Los economistas solían suponer que las personas decidían
cuánto ahorrar al proyectar sus necesidades de ingresos y consumo en el futuro
y luego ahorrar para mantener un nivel de vida preferido durante toda su vida. Sin embargo, la economía del comportamiento ha demostrado que
las personas generalmente no son tan sofisticadas: toman decisiones utilizando
reglas prácticas simples y, a menudo, tienen problemas de autocontrol, que
consumen en el presente incluso cuando saben que no deberían. Esta información ha llevado a políticas diseñadas para
abordar estas limitaciones, como los planes de ahorro para la jubilación
en el lugar de trabajo, en los que las personas se comprometen a ahorrar una
cierta cantidad de cada cheque de pago. Estos son efectivos para fomentar el
ahorro, especialmente si los empleadores "empujan" a sus trabajadores
en tales planes al inscribirse automáticamente y hacer que soliciten la
exclusión. Si bien los economistas aún
están empezando a comprender el grado en que las decisiones económicas
individuales pueden explicarse por las limitaciones cognitivas y los sesgos, en
lugar de los cálculos racionales basados en preferencias, los avances en la
economía del comportamiento allanarán el camino para una mejor política.
Finalmente,
los economistas deben desarrollar más y mejor evidencia sobre qué políticas
funcionan. Dicha
evidencia puede ser difícil de obtener, porque las oportunidades para realizar
experimentos y recopilar datos sobre los resultados, especialmente en períodos
de tiempo más largos, son necesariamente limitadas. Pero hoy, tanto la acumulación de evidencia de políticas
anteriores como las mejoras en la metodología están permitiendo a los
economistas evaluar más rigurosamente qué funciona y por qué. Una línea de investigación particularmente importante ha
examinado los efectos a largo plazo de los programas gubernamentales dirigidos
a brindar una mejor educación, atención médica, vivienda y nutrición a los
niños de familias de bajos ingresos. Las
economistas Hilary Hoynes , Diane Whitmore Schanzenbach y
Douglas Almond, por ejemplo, han demostrado que el acceso a los cupones de
alimentos en la infancia conduce a resultados significativamente mejores en la
salud de los adultos y, para las mujeres, en la autosuficiencia económica. Es probable que los políticos encuentren propuestas de
políticas respaldadas por evidencia sólida mucho más atractivas que aquellas
que simplemente suenan bien en el papel.
Dicha
investigación puede tener el potencial de ayudar a mover la política más allá
de la división de izquierda a derecha. En 2016, Paul Ryan, el presidente republicano de la Cámara, y
Patty Murray, una senadora demócrata del estado de Washington, patrocinaron una
legislación que creaba la Comisión bipartidista sobre la formulación de
políticas basadas en la evidencia. La
comisión, que incluye a muchos economistas en sus rangos, emitió un informe el
otoño pasado con recomendaciones sobre cómo el gobierno federal puede mejorar
su recopilación y uso de datos para dar forma a la política, lo que incluye
aumentar la coordinación de los esfuerzos de recopilación de evidencia dentro
del gobierno y desarrollar un proceso uniforme para que los investigadores
externos obtengan acceso seguro a datos confidenciales del gobierno.
No
existe una bala de plata para mejorar la política económica ante las
restricciones políticas. Los economistas y los funcionarios electos continuarán enfrentando
incentivos diferentes y, en muchos casos, la necesidad política triunfará sobre
el sentido económico. Ciertamente hay
cierto margen para aumentar la influencia de los economistas y otros expertos,
a través de cambios tanto en el proceso de formulación de políticas como en la
forma en que los economistas hacen su trabajo. Pero estos cambios deben ir de la mano con el compromiso de
los líderes electos de comunicarse honestamente y mostrar respeto por la
evidencia. Los líderes políticos deben
reconocer que, en última instancia, obtendrán más apoyo de los votantes al
abordar sus problemas, lo que pueden hacer de manera efectiva solo con la ayuda
de expertos. Los votantes, por su parte, deben responsabilizar a sus líderes
por los resultados. De lo contrario, la
honestidad, para un político, seguirá siendo un juego de tontos, porque No hay
Partido Republicano o Hay un Partido de Trump, No hay El Partido Demócrata o
Hay un Partido Sander. ¿Qué hacer con mi voto?
Reference
1.
Foreign Affairs is the
leading magazine. The Unheard Nerds, How
Economists Can Talk So Policymakers Will Listen