El ex director del FBI abre la caja de los truenos y acusa a Trump de mentir y difamar
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La pregunta más importante que a él le hicieron fue si él consideraba que había habido obstrucción a la justicia, el cargo que los enemigos de Trump en el Capitolio necesitan para abrir el impeachment, es decir el proceso para destituir al presidente. Comey respondió con una jugada de salón. Indicó que eso le corresponde al fiscal especial nombrado por la fiscalía general para llegar al fondo de la trama rusa.
El ex director del FBI abre la caja de los truenos y acusa a Trump de
mentir y difamar
Escribe: Enrique Soria @ La Diaspora
Desde el proceso de investigación abierto contra el entonces presidente
Bill Clinton por el caso de Mónica Lewinsky, ningún otro hecho que tuviera que
ver con la principal magistratura del país, es decir el jefe de Estado, ha
tenido tanta atención que la presentación del ex director del FBI James Comey
ocurrida este último jueves en el Senado de los Estados Unidos.
Comey fue directo a la yugular. Acuso al presidente Donald Trump de ser
“mentiroso y difamador” y de pretender de darle directrices de cómo manejar la
trama rusa, el principal dolor de la cabeza de la Casa Blanca. Por horas Comey
respondió las preguntas de un panel de senadores ante una enorme expectativa
del país, al punto que muchas barras en Washington DC abrieron sus puertas más
temprano para que sus parroquianos pudieran por ver por televisión la
transmisión en vivo de la audiencia en el Senado.
Incluso el público que logró entrar al Capitolio formó cola desde la 5 de
la mañana. No faltó un periodista que comparó las exceptivas despertadas con una
final de la Champions League. Comey había pedido como condición para declarar
que la audiencia fuera pública. Solo las preguntas que tuvieron que ver con la
seguridad nacional fueron hechas a puerta cerrada.
Comey afirmó que hubo intervención rusa en las elecciones presidenciales
del año pasado, y no solo lo aseguró sino que manifestó que los rusos lo
volverán a intentar. Pero el torpedo que lanzó bajo la línea de flotación que
tocó los cimientos de la Casa Blanca, tuvo que ver con la acusación directa de
que Trump intentó por todos los medios, y en más de una vez, detener la
investigación que Comey conducía sobre el entonces asesor Michael Flynn.
Comey dijo también que cuando Trump le mencionó que su puesto de director
del FBI era apetecido por muchos, interpretó que el presidente buscaba “algo a
cambio”. Indicó también que Trump quería quedar fuera de la trama rusa y que
ésta al final de cuentas era la razón del porqué el mandatario lo invitó a
cenar a solas.
Comey señaló que empezó a desconfiar de Trump por lo que apenas culminaban
las reuniones con él redactaba sus impresiones sobre estos encuentros en su
computadora portátil. Reconoció no haber sido fuerte ante la presión de Trump
por el caso Flynn y que la final de cuentas no haber cedido a las pretensiones
del presidente supuso su despido.
Explicó, como un hito que resume toda su vinculación con el presidente, que
cuando Trump le pidió lealtad Comey le ofreció honestidad, en un claro acto de
conducta que revelaba que como director del FBI no aceptaba tal sumisión. Dijo
que cuando Trump públicamente manifestó que el FBI era un desorden completo y
que estaba mal dirigido, el inquilino de la Casa Blanca mentía y difamaba
puesto, que según Comey, Trump había hablado bien del trabajo que se realizaba
en el FBI.
La pregunta más importante que a él le hicieron fue si él consideraba que
había habido obstrucción a la justicia, el cargo que los enemigos de Trump en
el Capitolio necesitan para abrir el impeachment, es decir el proceso para
destituir al presidente. Comey respondió con una jugada de salón. Indicó que
eso le corresponde al fiscal especial nombrado por la fiscalía general para
llegar al fondo de la trama rusa.
Los expertos consultados sobre la audiencia pública, abogados y
constitucionalistas, divergen sobre los alcances de la misma. Para algunos hay
base para el impeachment, para otros las acusaciones son insuficientes. Pero lo
que no hay que olvidar es que el impeachment es más un asunto político que
judicial. A Richard Nixon por el “Watergate” nunca la justicia lo acusó y
procesó y tuvo que verse obligado a renunciar puesto que el impeachment contra
él era inminente.
Entonces, apenas se ha concurrido a un capítulo más de esta crisis que
sacude a la Casa Blanca por lo que la suerte de Trump dependerá de lo que
encuentre el fiscal especial cuando desenrolle todo el entramado ruso. Sin
embargo, para nada le ha resultado beneficioso al presidente las declaraciones
de Comey. Sus portavoces han salido a la defensiva a decir que Trump no es
mentiroso y que no está incurso en la investigación sobre los hackers rusos. Sus abogados a hora hablan por él.
New York, Junio 8. 2017
New York, Junio 8. 2017