LOS LINCHAMIENTOS HUMANOS: ¿justicia o patología?
El común denominador en los linchamientos es que la
muerte del “humilde e indefenso” condenado no es bastante. Hay que destruirlo,
pero lentamente, minuto a minuto, golpe a golpe, sufrimiento tras sufrimiento,
reanimándolo cada vez que pierde el sentido; en fin, hay que conservarlo vivo
hasta el último momento para hacerle experimentar en su cuerpo y en su alma
todo el poder del verdugo, todo el peso de su fuerza, toda la humillación de la
llamada justicia popular, resultado de los impulsos sadomasoquistas propios de
una comunidad o grupo de personas enfermas.
Se
conoce como linchamiento a la forma popular, colectiva y tumultuaria de
ejecutar una llamada justicia popular,
que realmente es satisfacer una venganza o plasmar una aversión, dando muerte,
al estilo de una ejecución de la pena capital, sin esperar el pronunciamiento
de una sentencia condenatoria por un tribunal competente. Es un impulso sadomasoquista que se oculta en la frase justicia
popular directa, ejecutiva y ejecutora al máximo.
El linchamiento es un asesinato, o su tentativa, cometido por una muchedumbre, y se ha intentado justificarlo por la ausencia de o falta de acceso a la justicia oficial. Sin duda, este asesinato tumultuario es un fenómeno creciente e incontrolable en el Perú, no aislado, que ha venido multiplicándose, pero cuyas raíces no son necesariamente por ausencia de o falta de acceso a la justicia, como se ha pretendido hacer creer.
El común
denominador en los linchamientos es que la muerte del “humilde e indefenso”
condenado no es bastante. Hay que destruirlo, pero lentamente, minuto a minuto,
golpe a golpe, sufrimiento tras sufrimiento, reanimándolo cada vez que pierde
el sentido; en fin, hay que conservarlo vivo hasta el último momento para
hacerle experimentar en su cuerpo y en su alma todo el poder del verdugo, todo
el peso de su fuerza, toda la humillación de la llamada justicia popular.
El linchamiento humano es producto de impulsos sadomasoquistas propios de una comunidad enferma, a la que se le ha negado la libertad y el ejercicio pleno de los derechos humanos; en cuyo seno se experimentan tendencias compulsivas hacia la sumisión y la dominación, así como sentimientos de inferioridad, impotencia, envidia, frustración e insignificancia, que derivan en el sometimiento a poderes violentos que ofrecen al individuo venganza, destrucción y muerte.
La erradicación del linchamiento sólo será posible a través de la respuesta contundente del sistema de seguridad y justicia del Estado, así como de la educación para la libertad, justicia y respecto por la vida, en el marco de un espíritu democrático que reconozca y respete la dignidad humana, el respecto a la ley y sistema de justicia. Aquel que toma la esa justicia en su propias manos, solo está cometiendo un crimen, intentando justificarlo por la falta o ausencia de justicia.