Muere Javier Diez Canseco, figura más representativa de la izquierda de Perú
Muere Javier Diez Canseco, figura más representativa de la izquierda de
Perú
Opositores y seguidores
destacan su identificación con los desfavorecidos y lucha contra la corrupción
La tarde y noche del domingo 5, en la antigua Casona de San Marcos en el
centro de Lima, cerca de dos mil personas han esperado en largas colas para
despedir al parlamentario izquierdista Javier Diez Canseco en su velatorio.
Agripina Sánchez, un ama de casa de 69 años que solo lo conocía por televisión
comentaba a EL PAÍS: “Lo sigo desde los años 70, nos deja un gran vacío porque
siempre ha sido un luchador por los necesitados, como pocos políticos. Para que
aparezca otro Javier, ¿cuánto tiempo pasará? Años. Quizá ni hay, porque ahora
la gente entra al Congreso para servirse ellos”.
Sánchez, quien llevaba unos 45 minutos en la fila, resume de modo sencillo
la imagen pública del congresista fallecido a los 65 años la noche del sábado,
después de tres meses internado por un cáncer de páncreas que él mismo hizo
público.
Diez Canseco ha sido el único parlamentario de izquierda re-electo tantas
veces desde 1978, con una interrupción entre 1992 y 1995 durante el Congreso
Constituyente Democrático que instaló el
régimen de Alberto Fujimori después del
autogolpe de abril de 1992. Tampoco perteneció al Legislativo entre 2006 y
2011, pues fue candidato en 2006 a presidente tras fundar el Partido
Socialista. Hasta muy recientemente, era el responsable del Foro de Sao Paulo
para la región andino-amazónica.
El líder político nacido en Lima creció en una familia acomodada, sufrió
poliomielitis cuando era un bebé y por ello vivió con una discapacidad que le
dificultaba caminar. A los 18 años dejó la vida predecible de la clase
media-alta y, mientras estudiaba Ciencias Sociales en la Universidad Católica,
comenzó su militancia de izquierdas apoyando las luchas de obreros mineros.
El sociólogo y exviceministro de Desarrollo Social Eduardo Ballón destaca
del político “su generosidad infinita con personas anónimas. Esa manera de ser
lo llevó a ser un jacobino en todas las cosas: nunca dejó de hacer lo que
predicó. Su propia condición física, su experiencia de niño y de joven, lo
llevó a una mirada distinta. En un país donde ese tipo de consistencia tiene cada
vez menos valor, es su legado más importante”.
En la última década el político luchó con más énfasis por
los derechos de la población LGTB y las personas con discapacidad
El exsenador de izquierdas y sociólogo Rolando Ames rememoró un episodio
del político Diez Canseco cuando terminaba la dictadura militar en Perú y era
un “momento de euforia de una izquierda joven”. Elegido miembro de la Asamblea
Constituyente en 1978, le respondió a su felicitación diciendo: "Tengo un
poco de miedo de que aquí nos aislemos de la gente". Según Ames, el
exparlamentario luchó toda su vida por no aislarse.
El líder de izquierda fue nombrado en 1983 el primer secretario general del
Partido Unificado Mariateguista (PUM), uno de las dos formaciones que fundó. El
PUM unió a Vanguardia Revolucionaria, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
y el Partido Comunista Revolucionario. En 2006 creó el Partido Socialista. En
2011 fue candidato al Congreso como invitado de la agrupación Gana Perú, del
presidente Ollanta Humala; sin embargo, el año pasado, cuando el
Gobierno dio un giro a posiciones conservadoras en política y en economía, pasó
a la oposición junto con otros cuatro congresistas oficialistas que abandonaron
el partido de Humala. "Preferiría no romper porque hay que tratar de ser
eficaz en un grupo más grande", le confió a un amigo de su misma
orientación política. Pero se apartó por entender que era una obligación para
ser coherente.
El artista plástico cuzqueño Alberto Quintanilla, de 80 años, cuya obra
Diez Canseco admiró y compró, dijo a EL PAÍS que ambos compartieron ideales.
“Estábamos contra la explotación y contra los grandes latifundios que
existieron en el Perú. Cuando nos conocimos le dije que vivíamos en el país más
racista del mundo. Me preguntó si yo era de izquierdas y le dije que sí, pero
no de un partido porque soy muy desconfiado”. El maestro Quintanilla, que vive
entre París y Lima, considera que Diez Canseco trabajó siempre contra viento y
marea y con tesón por las causas que defendía.
Fiscalizador por definición
En su desempeño como parlamentario, Diez Canseco fue eficaz en comisiones
de investigación. El momento más importante en ese aspecto lo protagonizó como
presidente de la Comisión Investigadora de los Delitos Económicos y Financieros
cometidos entre 1990-2001, es decir, durante el período del presidente Alberto
Fujimori. También ocupó el cargo de vicepresidente de la Comisión Investigadora
de Casos de Corrupción del mismo régimen.
El procurador anticorrupción de Perú, Julio Arbizu, de 37 años, recuerda de
Diez Canseco su rebeldía y pertinacia. “Dada su experiencia como investigador,
cuando asumí el cargo conversamos y me dijo cómo venía la mano, advirtiéndome
que podría haber resistencias”, declaró a este diario.
Si en las décadas de los setenta y ochenta Diez Canseco apoyó a los
sectores obreros, mineros, campesinos y buscó el derecho al voto para los
analfabetos, en la última década el político luchó con más énfasis por los
derechos de otros sectores: la población LGTB y las personas con discapacidad.
Fue presidente de la Comisión Especial de Estudio sobre Discapacidad del
Congreso de la República entre 2003 y 2006 y logró la aprobación de la Ley para
Personas con Discapacidad en 2012. Sin embargo, el economista peruano Oscar
Ugarteche ha destacado en un texto que todas las
iniciativas de Diez Canseco de normas que contuvieran la no discriminación por
orientación sexual, fracasaron.
Los medios y
líderes de opinión peruanos, los que disienten o comparten puntos de vista del
congresista fallecido, han destacado su facilidad de diálogo con los jóvenes.
Mientras dejaba un arreglo floral en el velorio, una representante de la
juventud del Partido Socialista recordó una anécdota con el líder de su partido.
“Mis padres eran de izquierda, de la edad de él, y cuando era niña hablaban
sobre Javier, a veces de cosas con las que no estaban de acuerdo. Yo escuchaba.
Lo conocí a los 12 años y le dije que cuando fuera grande votaría por él. Las
coincidencias hicieron que luego entrara al partido. Su forma de hablar
emocionaba, tenía una energía particular al decir que era posible cambiar el
mundo”. La joven de 28 años Rocío Gálvez cumplió su promesa de votar por él y
ahora sigue su camino.