Javier Diez Canseco el más carismático político socialdemócrata peruano. Por: Gerardo Alcántara Salazar
Javier Diez Canseco el más carismático político socialdemócrata peruano.
Por: Gerardo Alcántara Salazar
Por: Gerardo Alcántara Salazar
Javier Diez
Canseco ha sido, en los últimos tiempos, el más carismático político
socialdemócrata peruano. Eligió como programa de trabajo la fiscalización y el
asistencialismo. Me hubiese gustado que se interesara por alcanzar
conocimientos más profundos, como corresponde a los líderes del Tercer Milenio,
si es que no quieren que su país dependa económicamente de los recursos
naturales. Pudo obtener un PH en alguna de las mejores universidades del mundo,
porque dinero le sobraba, pero prefirió ser simplemente un licenciado
inteligente.
Es probable que
alguien replique esta observación paragonando a Javier con Mariátegui o quizá
con Lula. Lo cierto es que ahora, Perú necesita estadistas de altísimo nivel.
La educación altamente calificada en el Perú a nadie le interesa. A Javier
tampoco le interesó.
Hasta ahora en el Perú no pega la idea de que
la economía del futuro dependerá cada vez con mayor fuerza de los intangibles,
del conocimiento. Si la economía peruana no agregara valor derivado del
conocimiento a su economía y a la vez se opusiera a la explotación minera y a
las inversiones extranjeras, ¿de qué dependería la economía de la "gran
transformación"? Obviamente de imprimir billetes, de la superinflación, lo
cual implica la destrucción de la economía de los más pobres, porque las
grandes empresas, como aquellas de las era accionista Javier dolarizan su
economía. Casa Andina, por ejemplo, compañía hotelera de la que Javier fue
accionista cobra en dólares por alojamiento y servicios.
Javier fue muy
sensible frente al dolor de los más pobres, pero nunca hizo una propuesta para
resolver problemas tan graves como el de la atención médica, la cual se ha
agravado desde que Velasco suprimió los seguros del obrero y del empleado. Yo
por ejemplo no tengo seguro. ES-SALUD me cobra como trescientos dólares mensuales,
pero si quiero atención médica que resuelva mis males tengo que pagar en una
clínica privada. Javier no lo sabía, porque él no tenía esas necesidades.
Obviamente, a
los más pobres se les puede simular atención médica, sin pasar por la medicina
especializada, con pastillas de medio dólar. Los más pobres pueden formar
largas colas de ES-SALUD desde las cinco de la mañana, hasta la una de la
tarde, por medio dólar en medicamentos genéricos. Los demás, los que tenemos
conocimientos y sabemos diferenciar entre medicina especializada y general,
siempre estaremos para aportar para ES-SALUD, pero no para abandonar nuestros
puestos de trabajo por medio dólar en pastillas. Por esos motivos, jamás me
sentí representado por Javier, el humano, carismático e inteligente.