No todo es canibalismo político en esta revocatoria. Por: Augusto Álvarez Rodrich


Un nuevo espacio para la política


Augusto Álvarez Rodrich
No todo es canibalismo político en esta revocatoria.

El canibalismo visto en esta revocatoria contra el municipio de Lima lleva a pensar que la política peruana se sigue degradando en un ‘vale todo’ donde las leyes se estiran como chicle para adaptarlas a fines particulares y subalternos.

Y si gana el ‘Sí’, este proceso degenerativo se va a profundizar porque el espíritu de vendetta se habrá instalado en la política peruana por mucho tiempo, con una serie de consecuencias sumamente perjudiciales.

Por ejemplo, el hecho de que pudiera triunfar el intento de tomar el principal municipio del país –el de la capital de la república– al abordaje, sin una motivación vinculada a la mejora de la ciudad, sino sustentada en la angurria política –en este caso de Solidaridad Nacional y del Apra–, que lleva a acortar mandatos populares, va a devenir, sin duda, en una serie de réplicas en varios ámbitos.

Estas van a zarandear la institucionalidad política en todos los municipios y en los gobiernos regionales, los cuales también están sujetos a este instrumento que algunos creen que significa ‘más democracia’ pero que, en la práctica, implica un severo deterioro de la estabilidad política requerida por una buena gestión.

Pero, a diferencia del canibalismo político que se ha visto, este tiempo también ha traído expresiones valiosas que llevan a pensar que no todo está perdido y que la política peruana también puede ser un espacio de gestos que permiten el optimismo
.
Es el caso, por ejemplo, al que se refirió el viernes esta modesta columna sobre el apoyo de Lourdes Flores al ‘No’ en la revocatoria, no obstante que ella fue derrotada por Villarán y que, además, podría sacarle provecho político a la circunstancia.  

Ese mismo día, Santiago Pedraglio terminó su interesante –como siempre– columna preguntándose qué habría hecho la izquierda peruana si la alcaldesa de Lima fuera ahora Flores y ella enfrentara una revocatoria similar a la de Susana Villarán.

Hablar de ‘la izquierda’ es, obviamente, una simplificación para un sector que cobija posiciones tan distintas, pero sí es válido imaginar que muchos del lado zurdo se habrían sumado al cargamontón injusto como el que hoy experimenta Villarán.

Un gesto como el de Lourdes Flores –sumado a su presencia solidaria en el reconocimiento del jueves a Javier Diez Canseco– lleva a pensar que sí es posible la confluencia de distintos modos de pensar pero que coinciden en asuntos cruciales como el respeto a la institucionalidad democrática,  la decencia en la política y el buen manejo económico.

Sospecho que por ahí hay un espacio enorme y valioso que la política peruana podría recorrer y que debería tener –ojalá– un mayor protagonismo en las elecciones futuras.


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