La construcción social del género



La construcción social del género


Igualdad. Fuente:
Flickr

Autor: Daniel Lobo

La construcción de género se interrelaciona con otras condiciones que existen en la vida de cada persona como son su cultura, su etnia, su clase social, su edad, su comunidad religiosa, su planteamiento político y la historia de su comunidad o su familia. Todas las personas, mujeres y hombres, nacemos dentro de un grupo social que determina qué debemos ser dependiendo de nuestro sexo. Esta construcción social de género conduce a la creación de las desigualdades sociales de género: determina la subordinación de uno de ellos, el femenino, frente al dominio y poder del otro género, el masculino. Se potencian unas características en el género femenino frente a otras en el género masculino que se concretan en las identidades de género.

El proceso de formación de identidades determina las oportunidades y limitaciones que tendrá cada individuo, según su género, para desarrollarse plenamente, pero también determina las posibilidades de desarrollo sostenible para el colectivo en el cual se desarrolla.

Debido a estas diferencias y desigualdades, nacen los conceptos de "igualdad de género" y "educación para la igualdad". Para entender la desigualdad, hay que distinguir entre sexo y género:
  • Sexo: Diferencias biológicas entre hombres y mujeres.
  • Género: Explica que las desigualdades se construyen socialmente, varían según las culturas y los tiempos históricos, por lo tanto, podemos modificarlos.
Tanto desde una perspectiva social como individual es necesaria la igualdad para lograr, por un lado, un mayor desarrollo democrático, social y económico; y por otro, para poder desarrollarse como personas libres e independientes, por lo que hay que compartir obligaciones y derechos. La desigualdad entre mujeres y hombres no resulta beneficiosa para nadie porque dificulta el desarrollo de las cualidades de las personas y, por tanto, mantiene una situación injusta y frena el desarrollo de sociedades justas, equitativas y con derechos.

Así, hablar de igualdad no significa que mujeres y hombres sean idénticos. Se habla de igualdad cuando se produce la misma estimación de la experiencia, conocimientos y valores de mujeres y hombres, y se facilitan iguales oportunidades para participar en el desarrollo político, económico, social y cultural, y beneficiarse de los resultados, en igualdad de condiciones. La formación será un pilar básico para transmitir estos valores desde edad temprana.

La igualdad está reconocida a nivel jurídico, de tal forma que las leyes ofrecen un igual tratamiento a hombres y a mujeres. Pero para que la igualdad formal se convierta en igualdad real son necesarias las Políticas de Igualdad.


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