Comunicado de respaldo a Nicolás Lynch
Estimados amigos,
Estamos enviado este comunicado de apoyo a nuestro ex director y amigo de la REvista La OTRA MIRADA, Nicolás Lynch, para quien desee adherirse les
agradecemos nos envíen su nombre y DNI al correo: infodiario@otramirada.pe
Gracias.
"Convertir la historia en histeria", por Gustavo Gorriti en Caretas.
"Carta de Adolfo Pérez Esquivel" Premio Nobel de la Paz
Respaldo a Nicolás Lynch
Nicolás
Lynch es un hombre honorable, un político valiente de ideas claras y un
intelectual coherente y honesto que ha luchado incansablemente por la
democracia y la justicia social en el Perú. Desde hace 40 años combate de
manera pública y frontal, en las aulas universitarias y las tribunas
periodística y política, la violencia y el totalitarismo de grupos como Sendero
Luminoso, por lo que ha sido en múltiples oportunidades blanco de alevosos
ataques. Pero no solo eso, es un peruano profundamente interesado en mejorar la
educación y para ello, como Ministro de un gobierno democrático, pugnó por
lanzar reformas fundamentales.
En
los últimos años los peruanos hemos sido testigos del desproporcionado poder
que han alcanzado algunos grupos mediáticos. Ellos no se contentan con
representar una voz u opinión, esencial en la democracia, sino que actúan como
megáfono frente a la opinión pública, lo que genera inevitablemente
manipulación y abuso. Esto debe ser corregido, sin mengua de la libertad de
información y opinión.
Los
abajo firmantes rechazamos tajantemente la burda maniobra con la que se
pretende descalificar a un político intachable, cuyos últimos afanes como
Embajador del Perú han estado volcados a mejorar la relación con Argentina e
involucrar a nuestro país en la unión sudamericana, ideal que viene desde
nuestros fundadores republicanos.
Lima,
noviembre de 2012.
Carta de renuncia de Nicolas Lynch Gamero al cargo de Embajador de
Argentina
Señor
Presidente:
Le
escribo para presentarle mi renuncia al cargo de embajador extraordinario y
plenipotenciario del Perú en la República Argentina al que me nombrara en
agosto del 2011. El deterioro en las condiciones de ejercicio del cargo podría
afectar la política exterior del Perú, cosa que es preciso evitar.
De
igual forma, deseo manifestarle lo siguiente: Siento repulsión por la campaña
mediática de los últimos días contra mi persona y creo que ella se debe a la
firmeza con que he llevado adelante las políticas que usted y el Señor
Canciller Rafael Roncagliolo me encargaron cuando partí a la Argentina en
setiembre del 2011. El pretexto para esta ofensiva no tiene asidero: una
supuesta simpatía de mi persona por Sendero Luminoso o su fachada el Movadef,
por haber recibido una carta de ese grupo para el gobierno peruano en la
embajada del Perú en Buenos Aires, hecho que ocurrió el 17 de enero de 2012,
hace casi diez meses y que fue inmediatamente informado a la Cancillería
Peruana. Por lo demás, para nadie en su sano juicio recibir una carta es estar
de acuerdo con su contenido. ¿Quién y cómo es el que recién se da cuenta de
estos hechos?
Es
público y notorio el combate que he desarrollado contra el totalitarismo y el
terrorismo en los últimos cuarenta años, tanto desde las aulas de San Marcos y
en el curso de mi militancia política, como en decenas de artículos
periodísticos y varios libros. Soy un convencido de que hay que desterrar esa
lacra de nuestra sociedad, pero también que en ese proceso juega un rol
fundamental el combate político e ideológico, prácticamente abandonado en la
actualidad
Me
hiere, Señor Presidente, que se haya dicho también en los últimos días,
refiriéndose negativamente a palabras mías, que las embajadas peruanas en el
exterior no son las casas de todos los peruanos, como si un peruano por ser
delincuente o terrorista dejara de ser peruano.
·
Acaso nuestros cónsules no visitan a los peruanos presos y
condenados alrededor del mundo?
·
Acaso el Presidente del Perú no lo es de todos los peruanos,
incluso de los terroristas? Desafortunadamente se ha instalado en los últimos
tiempos en el Perú un clima de intolerancia que rápidamente arma patrañas y
establece cazas de brujas queriendo convertir a los adversarios en enemigos y
por lo tanto en objetivos a destruir. Si esta situación se prolonga se
convertirá en el despeñadero de la democracia. Es una lástima, por ello, que
algunos medios de comunicación masiva hayan alcanzado poder de veto en la
política exterior del Perú.
Pero la
razón de fondo que desemboca en estas calumnias a mi persona es la oposición de
grupos de diverso origen a las relaciones estrechas con la República Argentina
y al impulso que su gobierno le da a UNASUR. Hay poderosos intereses, que no
son precisamente los de las mayorías populares, los que juegan sus cartas en
esta oposición. La irresponsabilidad, sin embargo, es mayúscula. La Argentina
es nuestro aliado histórico y estratégico, nuestra amistad ya tuvo varios
bautismos de fuego, como en las pampas de la Quinua y en las aguas del
Atlántico Sur; afectarla sería suicida para las relaciones internacionales del
Perú, en especial en Sudamérica. Cuestión similar
sucede con UNASUR. En el actual mundo en crisis no hay otra forma de lograr “un
lugar bajo el
sol” que con un bloque regional que desarrollepresencia
política y económica. UNASUR es por ello nuestro futuro en la región, que
debemos aspirar se convierta en la conducción política de la integración
sudamericana. No podemos cambiar este futuro por las ilusiones de siempre que
desde Colón vienen a ofrecernos visitantes diversos.
Me voy,
Señor Presidente, con la satisfacción del deber cumplido, con la bandera de la
patria y las mías propias en alto y como hombre de izquierda que jamás cambiará
sus convicciones por un plato de lentejas, por más que quieran asustarlo.
Reciba
un fuerte abrazo, mi agradecimiento por la tarea encomendada y la mejor de las
suertes para lo que le queda del gobierno.
Nicolás
Lynch Gamero
"Convertir
la historia en histeria", columna de Gustavo Gorriti en
Caretas.
"En ningún otro
régimen se dialogó y negoció tanto con la dirigencia senderista, especialmente
con Abimael Guzmán como durante el fujimorato", escribe el periodista
director de IDL Reporteros.
En su habitual columna
aparecida en la revista Caretas, el periodista Gustavo Gorriti comenta la
abrupta salida del ahora ex embajador peruano en Argentina, Nicolás Lynch. A
continuación compartimos la columna, cortesía de este semanario que sale a la
venta todos los jueves.
"Convertir
la historia en histeria"
Por: Gustavo Gorriti en Caretas.
Entre las muchas frases
brillantes de Georges Clemenceau una de las más repetidas es aquella de que la
guerra es un asunto demasiado grave como para ser dejado en manos de
militares. Lo que no he encontrado es frase alguna de Clemenceau sobre cómo
lidiar con las gravedades de la guerra frente a civiles (o retirados) obtusos o
histéricos o deshonestos, o todo lo anterior a la vez.
Durante los últimos días
hubo un linchamiento tardío de Nicolás Lynch (pienso que el apellido
no tiene porqué configurar el destino) por haber recibido a gente del Movadef
en la embajada de Perú en Argentina.
Ahora la ofensiva se
extiende al canciller Roncagliolo, quien tendrá que explicar ante gente como
Aguinaga o Chávez (Martha), porqué no linchó a Lynch apenas supo de la reunión
en la embajada peruana.
Lo que la cacofónica
melodía de todos esos ladridos, aullidos y cacareos pareciera insinuar es que
lo que sucedió en enero en la embajada peruana en Argentina fue una derrota
importante en la lucha contra Sendero Luminoso, comparable como contraste con
las víctimas de un francotirador en Mazángaro; o con una emboscada de ‘Alipio’.
Eso no es solo más
estúpido de lo que suena sino, sobre todo, de una deshonestidad intelectual
profunda, que nada tiene que ver con la conducción de las operaciones contraSendero
Luminoso en el VRAE y sí mucho con una presión al gobierno para
negociar mejor el indulto a Alberto Fujimori.
Lo interesante es que
junto con la comparsa de geishas que fueron parte del gobierno mafioso de
Fujimori-Montesinos, ladra también un perro de chacra, a quien
uno hubiera imaginado ladrándole a esa comparsa, no con ella.
Frente al linchamiento de
Lynch, diré lo siguiente: sin conocer todo el detalle y el
contexto, creo que fue un error del ex embajador recibir a la delegación del
Movadef. No porque no se deba hablar con ellos (regresaré sobre el tema dentro
de unos párrafos), sino por las limitaciones y exigencias de su cargo. Fue un
error que probablemente ameritaba una llamada de atención e instrucciones
precisas sobre qué hacer y qué no hacer en esos casos. Pero, ¿exigirle la
renuncia, botarlo? Es una tonta exageración, producto del susto de burócratas
tembleques.
Yo no me considero amigo
de Nicolás Lynch. Lo conozco y he tenido con él una relación cordial en las no
muchas ocasiones que hemos coincidido; pero, como es natural, sé de su
trayectoria. Y uno puede de repente reclamarle algunas cosas a Lynch. Pero,
¿ser prosenderista, simpatizante de ellos o blandengue con fanáticos?
Francamente, ninguna limitación intelectual justifica sostener ese
estúpido despropósito. En la carta abierta que publicó su ex esposa
Corinne Schmidt en IDL-Reporteros este lunes 5 (http://idl-reporteros.pe/2012/11/05/carta-de-ex-esposa-de-nicolas-lynch-...),
esta dice lo que hay que decir con noble y precisa elocuencia. Lynch
estuvo entre quienes se enfrentaron directamente a los senderistas cuando se
necesitaba agallas para hacerlo.
Pero si de hablar y
negociar se trata, la desvergonzada estridencia fujimorista levanta tanto los
decibeles porque quiere, precisamente, ocultar o buscar que se olvide
quiénes fueron los que negociaron, hablaron y concedieron a Sendero
Luminoso cuando la violencia todavía desgarraba todo el país. Fueron ellos, los
fujimoristas, los montesinistas, que entonces usufructuaban rutinariamente del
poder del engaño.
En ningún otro régimen se
dialogó y negoció tanto con la dirigencia senderista, especialmente con Abimael
Guzmán como durante el fujimorato. En ningún otro régimen se utilizó en forma
la plena discrecionalidad del único poder estatal que había: el de
Fujimori/Montesinos, para cambiar condiciones de reclusión, otorgar
facilidades de todo orden, promover reuniones de la dirigencia senderista
llevando a los presos de un lugar a otro de la nación; en ningún otro momento
se utilizó tanto los recursos de la empatía (la ya conocida música de Sinatra,
la torta de chocolate, los paseos en lancha, libros, revistas, llamadas de
larga distancia internacional) para negociar primero los llamados ‘acuerdos
paz’, que derivaron hacia fines de la década en la posición senderista hasta
ahora mantenida de ‘resolver los problemas derivados de la guerra’.
Uno de los resultados de
eso fue el cambio en la facción senderista que siguió a Guzmán, de la acción
clandestina a la de la política semi abierta o del todo abierta a través de los
llamados ‘organismos generados’ como el Movadef.
Fueron, precisamente,
esas reuniones sucesivas propiciadas y hechas posibles por el entonces Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN), cuyos dos más importantes inquilinos, aquellos
de idénticas corbatas, eran Fujimori y Montesinos (uno vivía en un ala y el
otro en la opuesta), las que derivaron en la disposición senderista a cambiar
la clandestinidad por la acción política mediante, entre otros, el Movadef.
Entonces, los chillidos
de ahora, por parte de quienes fueron diligentes subordinados de Montesinos y
Fujimori, ¿a qué obedecen? ¿a lograr que se olvide sus propias
obras, su condición de padrinos distantes del Movadef? ¿a lograr que los
asustadizos en los gobiernos democráticos imposten la voz y el pensamiento para
no demostrar una supuesta debilidad? (Ya se sabe lo patéticamente tonto y, por
eso, peligroso que puede ser un liberal asustado).
Puestas las cosas en su sitio,
creo que se puede pasar a discutir el tema de fondo.
¿Estuvo bien negociar con
Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre en los 90 o en la década pasada?
Es necesario primero
separar el principio de la circunstancia.
La circunstancia fue que
ni Montesinos ni Fujimori tuvieron como objetivo central y fundamental utilizar
la negociación para buscar una pacificación comprehensiva sino buscaron
utilizarla para fortalecer su régimen y, dentro de ello, la importancia
personal de, sobre todo, Montesinos.
Pero, desde el punto de vista del
principio, un Estado hace bien si utiliza una posición de ventaja para lograr
la rendición de los jefes de una organización insurgente o, por lo menos, el
cese o la disminución radical de la violencia.
Si mediante mecanismos de
negociación a través del control penitenciario – acompañados por diálogo,
debate y concesiones que no pongan en peligro la posición de dominio lograda–,
se puede conseguir que colapsen los niveles de violencia, que se salve vidas y
que quienes estaban hasta ayer o anteayer abocados a consagrar cada minuto de
sus vidas a la lucha violenta, depongan las armas, declaren el fin de la guerra
y se dispongan a pasar a la paz, ¿es eso bueno, o no?
Por supuesto que lo es.
Se trata de estrategias que deben ser cuidadosamente controladas para no perder
la ventaja en la negociación, pero ningún contrainsurgente o
gobernante sensato desestimará las posibilidades de terminar de ganar
pacíficamente la decisiva ventaja que se logró mediante la aplicación
inteligente de la contrainsurgencia.
El hecho es que, al
margen de la circunstancia de dictadura y corrupción de los 90, el llevar a
Abimael Guzmán y a Elena Iparraguirre a declarar su decisión de negociar, desde
la derrota, acuerdos de paz, tuvo un efecto potentísimo sobre Sendero. Su
profeta, el que había predicado como ley inalterable la prioridad
absoluta de la violencia en la demolición social, ahora renunciaba a ella y
convencía a gran parte de sus seguidores, a hacerlo.
Ese fue un terremoto
intelectual y espiritual en Sendero cuyas consecuencias continúan hasta hoy.
Cismas profundos, odios irreconciliables y el paso de la certidumbre a
la duda. Fue un sismo dirigido, cuya fuerza se dejó escapar, pero cuyo proceso
continúa, como veremos la próxima semana.
Carta de Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
Buenos
Aires, 5 de noviembre del 2012
Al Pueblo hermano del Perú
Reciban el fraterno saludo de Paz y Bien
La presente carta abierta tiene por objeto aclarar
hechos que preocupan al gobierno del Perú y tuvieron repercusión en los medios
periodísticos, señalando que apoyamos la amnistía a integrantes de Sendero
Luminoso, lo cual nos sorprende, y preocupa. Siempre hemos defendido los
derechos humanos y derechos de los pueblos desde su integridad, rechazando todo
tipo de terrorismo, provenga de quien provenga, como también el terrorismo de
Estado que tanto daño hicieron en el continente.
Es cierto que en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ),
recibimos a una delegación que se presentó como refugiados peruanos,
apareciendo luego como integrantes del Movadef, quienes se reunieron con
diversos organismos de derechos humanos y sociales en la Argentina. Ellos
pidieron por la situación de los presos políticos y el sistema penitenciario
peruano. Pero, en ningún momento se refirieron a Abimael Guzmán, ni a
integrantes de Sendero Luminoso.
Queremos dejar en claro que durante la reunión, se
habló de solicitar al gobierno peruano el cumplimiento de las garantías
estipuladas por los instrumentos internacionales de protección de los derechos
humanos, así como la aplicación del Derecho Humanitario, siendo esto
responsabilidad del Estado. Es desde el estado de derecho que actuamos,
considerando fundamental el fortalecimiento de las instituciones democráticas y
la vigencia de los DD.HH.
Al Servicio Paz y justicia se acercan diariamente
organizaciones y personas de diversos continentes que, por diversos motivos,
buscan apoyo solidario, explicando la situación que viven en sus países y las
problemáticas, ya sean educativas, conflictos, violaciones de los DDHH. etc.,
lo que no significa que estemos de acuerdo con todos los que llegan.
En este caso concreto, pidieron el apoyo sobre la
situación de los presos políticos y ese fue el motivo de la reunión.
Reconocemos que basándonos en sus explicaciones y contactos en el país, no lo
evaluamos correctamente. Dejamos en claro que, bajo ningún concepto apoyamos a
Sendero Luminoso, a su ideología, metodología y uso de la violencia.
Acompañamos a los pueblos de nuestro continente, en la
construcción democrática y fortalecimiento de las instituciones y la vigencia
de los DDHH, tratando de aportar en la búsqueda de posibles soluciones. Nuestra
misión es solidaria y en hermandad con los pueblos. Y siempre hemos asumido la
resolución de los conflictos por medios no violentos, desde nuestra identidad.
Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora son un
ejemplo de resistencia y dignidad, a través de largos años de lucha en defensa
de los derechos humanos, buscando Memoria, Verdad y Justicia, sin
claudicaciones, con su acción coherente entre el decir y el hacer y en sus
aportes permanentes a la construcción democrática. Es doloroso y preocupante que
algunos medios de comunicación pretendan descalificarlas.
El Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) como organización
latinoamericana, con más de 40 años de trabajo en el continente, incluso en el
Perú con el Padre Netalí Lisetta y la Hermana Amparo, y comunidades indígenas,
siempre asumió su responsabilidad junto a los más necesitados en la defensa de
los derechos de la persona y los pueblos, con los que nos sentimos hermanados y
a los que acompañamos.
Señalamos que cualquier resolución que se adopte, en
cuanto a otorgar o no una amnistía, es una decisión política y humanitaria que
corresponde al Estado peruano.
El día 6 de noviembre a las 12 horas, nos hemos
reunido en la Embajada del Perú, en Buenos Aires, con la Ministra, Encargada de
Negocios, Sra. Lilian Ballón de Amezaga y el Consejero Sr. Roland Denegri,
conjuntamente con las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Nora Cortiñas y
Mirta Baravalle y quien suscribe, a fin de explicar nuestra posición frente a
los hechos y reiterándoles todo el apoyo y solidaridad con el pueblo peruano..
Les enviamos nuestro fraterno abrazo de Paz y Bien.-
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
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