EL MALTRATO INFANTIL Y EL ABUSO SEXUAL EN LA COMUNIDAD LATINA EN ESTADOS UNIDOS



EL MALTRATO INFANTIL Y EL ABUSO SEXUAL EN LA COMUNIDAD LATINA EN ESTADOS UNIDOS 

La depresión, adolecentes y el abuso al alcohol y las drogas


Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara
Sociologo, CASAC-T Substance Abuse



La policía de Hialeah arrestó bajo cargos de abuso infantil a los padres de una niña que fue encontrada deambulando sola en las calles de la ciudad. La pequeña, de dos años y que recibió el sobrenombre de 'Baby Bella', apareció caminando sola por la avenida 9 y la calle 74 de Hialeah, a las 9:30 a.m. del martes. Llevaba una camiseta rosada de "Bratz" y unos pañales. La niña se salió del apartamento y comenzó a caminar por las calles de Hialeah, donde estuvo dando vuelta sola por dos horas

El padre de la menor, de 31 años, y la madre de 23 años fueron arrestados y acusados de abuso infantil y negligencia. Oficiales de la policía de Hialeah indicaron que la pequeña tenía marcas y moretones.

El Nuevo Herald – Noticias Sur de la Florida

El maltrato infantil, el abuso sexual, la depresión en los niños y el abuso de drogas (marijuana, cocaína, crack, estaxis, heroína) tabaco y alcohol se han convertido en una epidemia social que amenaza la familia latina en los Estados Unidos. La población hispana / latina es considerada de una manera más precisa como un mosaico de culturas. Los diferentes grupos hispanos reflejan grandes diferencias étnicas, culturales y tienen pocas características en común. La comunidad latina cubre todos los espectro raciales; los latinos pueden ser blancos, afro-americanos, asiáticos o nativo americano, y su diversidad se extiende a la nacionalidad, costumbres, ancestros, estilos de vida y nivel socioeconómico. En la comunidad Hispana el maltrato infantil es mucha vez ocultado con la frase“Mis padres me educaron a punta de golpes por eso no soy delincuente o prostituta” y el maltrato físico y verbal continua de generación en generación como parte de la sub-cultura  que “la letra entra con sangre.”. Este hecho  se ha hecho cada vez más evidentes y público en el mosaico de culturas hispanas, niños y jóvenes abusados buscan refugio en las pandillas y las drogas.
Las cifras acerca del maltrato físico de los niños son alarmantes. Se estima que cientos de miles de niños han recibido abuso y maltrato a manos de sus padres o parientes. Miles mueren. Los que sobreviven el abuso, viven marcados por el trauma emocional, que perdura mucho después de que los moretones físicos hayan desaparecido. Las comunidades y las cortes de justicia reconocen que estas heridas emocionales ocultas pueden ser tratadas. El reconocer y dar tratamiento inmediato es importante para minimizar los efectos a largo plazo causados por el abuso o maltrato físico.
Los niños que han sido abusados pueden exhibir:
·         una pobre auto-imagen
·         reactuación del acto sexual
·         incapacidad para depender de, confiar en, o amar a otros
·         conducta agresiva, problemas de disciplina y, a veces, comportamiento ilegal
·         coraje y rabia
·         comportamiento auto-destructivo o auto-abusivo, pensamientos suicidas
·         pasividad y comportamiento retraído
·         miedo de establecer relaciones nuevas o de comenzar actividades nuevas
·         ansiedad y miedos
·         problemas en la escuela o fracaso escolar
·         sentimientos de tristeza u otros síntomas de depresión
·         visiones de experiencias ya vividas y pesadillas
·         abuso de drogas o de alcohol
A menudo el daño emocional severo a los niños maltratados no se refleja hasta la adolescencia, o aún más tarde, cuando muchos de estos niños maltratados se convierten en padres abusivos y comienzan a maltratar a sus propios hijos. Un adulto que fue abusado de niño tiene mucha dificultad para establecer relaciones personales íntimas. Estas víctimas, tanto hombres como mujeres, pueden tener problemas para establecer relaciones cercanas, para establecer intimidad y confiar en otros al llegar a adultos. Están expuestos a un riesgo mayor de ansiedad, depresión, abuso de substancias, enfermedades médicas y problemas en la escuela o en el trabajo. Sin el tratamiento adecuado el daño puede perdurar de por vida.
La identificación y el tratamiento a tiempo son importantes para minimizar las consecuencias del abuso a largo plazo. Profesionales de la Salud (Psiquiatras, Psicólogos, Trabajadores Sociales (MS-Socialworkers) Consejeros especialistas en abusos de substancias no-controladas y alcohol - CASAC- CASAC-T)  de niños y adolescentes proveen evaluación comprensiva y cuidado para los niños que han sido abusados. Pueden ayudar a la familia a aprender nuevas formas de darse apoyo y de comunicarse los unos con los otros. Mediante el tratamiento, el niño maltratado comienza a recuperar su sentido de confianza en sí mismo y en otros.
Las palizas no son el único tipo de maltrato infantil. Muchos niños son víctimas de abandono, de abuso sexual o de abuso emocional. En todos los tipos de abuso infantil, el niño y la familia pueden beneficiarse de una evaluación comprensiva y del cuidado de un psiquiatra de niños y adolescentes.
EL ABUSO SEXUAL A LOS NIÑOS                         
Cada año se reportan miles de abuso sexual a los niños, pero el sin número de casos que no se reporta es aún mayor, ya que los niños tienen miedo de decirle a alguien lo que les pasó, y el proceso legal de verificar los informes es difícil. El problema debe de ser identificado, debe de ponerse fin al abuso y el niño debe de recibir ayuda profesional. El daño emocional y psicológico a largo plazo puede ser devastador.
El abuso sexual a los niños puede ocurrir en la familia, a manos de un padre, un padrastro, hermano u otro pariente; o fuera de la casa, por ejemplo, por un amigo, la persona que lo cuida, un vecino, un maestro, o un desconocido. Sin embargo, cuando el abuso sexual ha ocurrido, el niño desarrolla una variedad de pensamientos e ideas angustiantes.
No hay niño preparado psicológicamente para hacerle frente al estímulo sexual. Aun los niños de dos o tres años que no pueden saber que la actividad sexual es "mala", desarrollarán problemas como resultado de su inhabilidad para hacerle frente al sobre-estimulación.
El niño de cinco años o más que conoce y aprecia al que lo abusa se siente atrapado entre el afecto o la lealtad que siente hacia esa persona y el conocimiento de que las actividades sexuales son terriblemente malas. Si el niño trata de romper con las relaciones sexuales, el que lo abusa puede amenazarlo mediante la violencia o negándole su afecto. Cuando los abusos sexuales ocurren en la familia, el niño puede tenerle miedo a la ira, los celos o la vergüenza de otros miembros de la familia, o quizás puede temer que la familia se desintegre si él descubre su secreto.
El niño que es víctima de abuso sexual prolongado, usualmente desarrolla una pérdida de auto-estima, tiene la sensación de que no vale nada y adquiere una perspectiva anormal de la sexualidad. El niño puede volverse muy retraído, perder la confianza en todos los adultos y puede hasta llegar a considerar el suicidio.
Algunos niños que han sido abusados sexualmente tienen dificultad para establecer relaciones con otras personas a menos que estas relaciones tengan una base sexual. Algunos niños que han sido abusados sexualmente se convierten en adultos que abusan de otros niños, se dan a la prostitución, o pueden tener otros problemas serios cuando llegan a ser adultos.
Muchas veces en el niño no hay señales físicas de abuso sexual o, si las hay, tales como cambios en los genitales o en el ano, sólo pueden ser reconocidas por un médico.
El comportamiento de los niños abusados sexualmente puede incluir:
  • interés excesivo, o el evitar todo lo de naturaleza sexual;
  • problemas con el dormir o pesadillas;
  • depresión o aislamiento de sus amigos y familia;
  • comportamiento seductor;
  • decir que tienen el cuerpo sucio o dañado o tener miedo de que haya algo malo en sus genitales;
  • negarse a ir a la escuela, delincuencia;
  • secretividad;
  • evidencia de abusos o molestias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías;
  • agresividad excesiva;
  • comportamineto suicida; u
  • otros cambios severos en su comportamiento.
Los que abusan sexualmente de los niños pueden hacer que el niño esté extremadamente temeroso de revelar las acciones del agresor y, sólo cuando se ha hecho un esfuerzo para ayudarlo a sentirse seguro, puede el niño hablar libremente. Si un niño dice que ha sido molestado sexualmente, los padres deben hacerle sentir que lo que pasó no fue culpa suya. Los padres deben de buscar ayuda médica y llevar al niño para un examen físico y al psiquiatra o psicólogo para una consulta.
Estas son algunas medidas preventivas que los padres pueden tomar:
  • Decirle a los niños que "si alguien trata de tocarte el cuerpo y de hacerte cosas que te hacen sentir raro, dile que NO a la persona y ven a contármelo enseguida."
  • Enseñarle a los niños que el respeto a los mayores no quiere decir que tienen que obedecer ciegamente a los adultos y a las figuras de autoridad, por ejemplo, no les diga "siempre tienes que hacer todo lo que la maestra o el que te cuida te mande a hacer."
  • Estimular los programas profesionales del sistema escolar local para la prevención.
Los niños que han sufrido abusos sexuales y sus familias necesitan evaluación y tratamiento profesional. Profesionales de la Salud (Psicólogos, Trabajadores Sociales (MS-Socialworkers) Consejeros especialistas en abuso de substancias no-controladas y alcohol- CASAC- CASAC-T)  pueden ayudar a los niños que han sido abusados a recuperar su sentido de auto-estima, a sobrellevar sus sentimientos de culpabilidad sobre el abuso, y a comenzar el proceso de superación del trauma. Estos tratamientos pueden reducir el riesgo de que el niño desarrolle serios problemas cuando llegue a adulto.
EL NIÑO DEPRIMIDO
No son sólo los adultos los que se deprimen. Los niños y los adolescentes pueden sufrir también de depresión, que es una enfermedad tratable. La depresión se define como una enfermedad cuando la condición depresiva persiste e interfiere con la habilidad de funcionar del niño o del adolescente.
Aproximadamente el 5 por ciento de los niños y adolescentes de la población general padece de depresión en algún momento. Los niños que viven con mucha tensión, que han experimentado una pérdida o que tienen desórdenes de la atención, del aprendizaje o de la conducta corren mayor riesgo de sufrir depresión. La depresión tiende a correr en las familias.
El comportamiento de los niños y adolescentes deprimidos es diferente al comportamiento de los adultos deprimidos. Los psiquiatras de niños y adolescentes les recomiendan a los padres que estén atentos a síntomas de depresión que puedan presentar sus niños.
Los padres deben de buscar ayuda si uno o más de los siguientes síntomas de depresión persisten:
  • Tristeza persistente, lloriqueo y llanto profuso
  • Desesperanza
  • Pérdida de interés en sus actividades favoritas; o inhabilidad para disfrutar de las actividades favoritas previas
  • Aburrimiento persistente y falta de energía
  • Aislamiento social, comunicación pobre
  • Baja autoestima y culpabilidad
  • Sensibilidad extrema hacia el rechazo y el fracaso
  • Aumento en la dificultad de relacionarse, coraje u hostilidad
  • Dificultad en sus relaciones
  • Quejas frecuentes de enfermedades físicas, tales como dolor de
  • Ausencias frecuentes de la escuela y deterioro en los estudios cabeza o de estómago
  • Concentración pobre
  • Cambios notables en los patrones de comer y de dormir
  • Hablar de o tratar de escaparse de la casa
  • Pensamientos o expresiones suicidas o comportamiento autodestructivo
Un niño que jugaba a menudo con sus amigos empieza a pasarse la mayor parte del tiempo solo y pierde interés por todo. Las cosas de las que disfrutaba previamente ya no le dan placer al niño deprimido. Los niños y adolescentes deprimidos dicen a veces que quisieran estar muertos o pueden hablar del suicidio. Los adolescentes deprimidos pueden abusar del alcohol o de otras drogas tratando de sentirse mejor.
Los niños y adolescentes que se portan mal en la casa y en la escuela pueden estar sufriendo de depresión sin que nadie se dé cuenta de ello. Los padres y los maestros no se dan cuenta de que la mala conducta es un síntoma de depresión porque estos niños no siempre dan la impresión de estar tristes. Sin embargo, si se les pregunta directamente, los niños algunas veces admiten que están tristes o que son infelices.
El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión es esencial para los niños deprimidos. Esta es una enfermedad real que requiere ayuda profesional. Un tratamiento comprensivo a menudo incluye ambas terapias, individual y de familia. Puede también incluir el uso de medicamentos antidepresivos. Para ayudarles, los padres deben pedirle a su médico de familia que los refiera a especialistas de salud mental y pública de niños y adolescentes, quien puede diagnosticar y tratar la depresión en niños y adolescentes.
LOS ADOLESCENTES: EL ALCOHOL Y OTRAS DROGAS
La mayoría de los adolescentes han tenido alguna experiencia con bebidas alcohólicas y con otras drogas. La mayoría experimenta un poco y deja de usarlas, o las usa ocasionalmente sin tener problemas significativos. Algunos seguirán usándolas regularmente con varios niveles de problemas físicos, emocionales y sociales. Algunos desarrollarán una dependencia y actuarán por años de manera destructiva hacia sí mismos y hacia otros.
Algunos eventualmente dejan de usar el alcohol y las otras drogas. Como no se puede predecir quiénes desarrollarán problemas serios, se debe considerar que todo uso es peligroso. El saber rechazar es parte de la solución, pero el "decir no" no es suficiente.
Algunos jóvenes están en "mayor riesgo" que otros de desarrollar problemas relacionados con el alcohol y las drogas. Encabezan la lista aquella cuyas familias tienen ya un historial de Abuso de Substancias.
Los productos legalmente disponibles incluyen las bebidas alcohólicas (para los mayores de 21), el tabaco (la edad legal varía), algunos medicamentos por receta médica, inhalantes y medicinas de venta libre para la tos, la gripe, el insomnio y para adelgazar. Las drogas ilegales incluyen la marijuana, la cocaína/"crack", LSD, PCP, los derivados del opio, la heroína y las "drogas diseñadas."
Aunque el uso de algunas drogas se ha mantenido constante recientemente, el uso de otras está en aumento. En particular, el uso de las bebidas alcohólicas, los cigarrillos y el "crack" continúan siendo áreas de gran preocupación.
Los adolescentes que comienzan a fumar o a beber desde temprana edad corren un grave riesgo. Estas substancias son típicamente las "drogas del umbral" que llevan a la marijuana y de ahí a otras drogas ilícitas. La mayor parte de estos adolescentes siguen usando las primeras drogas que probaron en adición a las otras.
Las señales principales del abuso de drogas por los adolescentes pueden incluir:
  • Físicas: fatiga constante, quejas acerca de su salud, ojos enrojecidos y sin brillo y una tos persistente.
  • Emocionales: cambios en la personalidad, cambios rápidos de humor, comportamiento irresponsable, poco amor propio, depresión y una falta general de interés.
  • Familia: el comenzar argumentos, desobedecer las reglas o el dejar de comunicarse con la familia.
  • Escuela: calificaciones bajas, ausencias frecuentes y problemas de disciplina.
  • Problemas Sociales: amigos nuevos a quienes no les interesan las actividades normales de la casa y de la escuela, problemas con la ley y el cambio hacia estilos poco convencionales en el vestir y en la música.
Algunas de estas señales de aviso pueden también ser señales indicativas de otros problemas. Los padres pueden reconocer las señales de problemas pero no se espera de ellos que hagan el diagnóstico. Una manera eficaz para los padres demostrar su preocupación y afecto por el adolescente es discutir francamente con éste el uso y abuso de las bebidas alcohólicas y de otras drogas. El primer paso que los padres deben de dar es el consultar con un médico para estar seguros de que las señales que descubren no tengan causas físicas. Esto debe de ser acompañado o seguido por una evaluación comprensiva por un especialista de salud mental y publica de niños y adolescentes. Profesionales de la Salud (Psicólogos, Trabajadores Sociales (MS-Socialworkers) Consejeros en abuso de substancias no controladas y alcohol CASAC- CASAC-T) 
EL NIÑO QUE SE ORINA EN LA CAMA
La mayor parte de los niños dejan de orinarse en la cama alrededor de los tres años de edad. Cuando un niño se sigue orinando después de los tres años mientras duerme, enuresis nocturna, los padres se inquietan.
Los médicos enfatizan que la enuresis no es una enfermedad, sino un síntoma bastante común. Accidentes ocasionales pueden ocurrir, particularmente cuando el niño está enfermo.
 Se presentan algunos datos que los padres deben saber acerca de la enuresis:
  • Aproximadamente el 15 por ciento de los niños mayores de los tres años se orinan en la cama mientras duermen.
  • Los niños se orinan en la cama con mayor frecuencia que las niñas.
  • La enuresis puede ser común en la familia.
  • La enuresis cesa generalmente en la pubertad.
El orinarse persistentemente en la cama después de los tres o cuatro años raramente significa que el niño tiene un problema de los riñones o de la vejiga. Algunas veces puede estar relacionado con un desorden del dormir. En la mayoría de los casos, es el resultado del desarrollo lento del control de la vejiga. La enuresis también puede ser el resultado de emociones y tensiones que requieren atención.
La enuresis puede tener un sinnúmero de causas emocionales. Por ejemplo, cuando un niño pequeño comienza otra vez a orinarse en la cama después de meses o años de no hacerlo, se sospecha que estos síntomas están causados por nuevos temores o inseguridades. Por lo general sucede después de algún evento que lo haga sentirse inseguro: el traslado de la familia a otro pueblo, la pérdida de un ser querido o especialmente un nuevo bebé en la familia. A veces la enuresis vuelve a comenzar después de un período en el que el niño ha estado seco ya que el proceso original de aprendizaje de ir al baño fue muy intenso y le ha causado demasiado estrés.
Los padres deben de recordar que los niños no se orinan en la cama a propósito y que por lo general les da vergüenza cuando esto sucede. En vez de hacer que el niño se sienta avergonzado o tímido, los padres deben de alentarlo y demostrarle confianza de que pronto logrará dormir la noche entera sin orinarse. El consejo del pediatra a menudo puede ser muy útil.
En algunos casos raros, el problema de la enuresis no puede ser resuelto ni por los padres, ni por el pediatra, ni por el médico de familia. A veces el niño muestra síntomas de problemas emocionales, tales como la tristeza o irritabilidad constante, un cambio en el apetito o en los hábitos de dormir. En estos casos, los padres deben de hablar con un psiquiatra de niños y adolescentes, quien podrá evaluar los problemas físicos y emocionales que puedan estar causando la enuresis y quien podrá ayudar al niño y a sus padres a resolver estos problemas.

LOS NIÑOS QUE SE NIEGAN A IR A LA ESCUELA

El asistir a la escuela usualmente es un evento agradable para los niños pequeños. Para algunos esto conlleva miedo o pánico. Los padres tienen motivo de preocupación cuando el niño se enferma debido a la tensión, "finge estar enfermo" o exagera síntomas físicos para quedarse en la casa y no ir a la escuela. A menudo, el niño de entre cinco y diez años de edad que se comporta de esta manera está padeciendo un temor paralizante por tener que dejar la seguridad de la familia y de la casa. Es muy difícil para los padres hacerle frente a este pánico infantil, pero estos temores pueden tratarse exitosamente con ayuda  de Profesionales de la Salud (Psicólogos, Trabajadores Sociales (MS-Socialworkers) Consejeros CASAC- CASAC-T). 
Este miedo irracional suele aparecer por vez primera en niños que asisten a escuelas para niños de edad pre-escolar, a "kindergarten" o a primer grado, siendo más frecuente en los niños que cursan el segundo grado. El niño por lo general se queja de dolores de cabeza, de garganta o de estómago justo antes de la hora de irse a la escuela. La "enfermedad" se mejora cuando se le permite quedarse en la casa, pero reaparece a la mañana siguiente antes de ir a la escuela. En algunos casos, el niño se niega por completo a salir de la casa.
El negarse a ir a la escuela aparece generalmente después de un período en el que el niño ha estado en la casa en compañía de su mamá, por ejemplo, después de las vacaciones de verano, de los días de fiesta, o después de una breve enfermedad. Puede pasar después de un evento que le produce estrés, tal como la muerte de un familiar o de una mascota, un cambio de escuela o una mudanza a un vecindario nuevo.
Los niños que tienen un miedo irracional de la escuela pueden sentirse inseguros si se quedan solos en un cuarto y pueden demostrar un comportamiento de apegamiento hacia sus padres, e inclusive se convierten en la sombra de sus padres en la casa. Estos miedos son comunes en niños con el Desorden de Ansiedad. Los niños tienen dificultad para dormir, un miedo exagerado y un temor irreal hacia los animales, monstruos, ladrones o a la oscuridad.
Los efectos potenciales a largo plazo pueden ser muy serios para un niño con miedos persistentes si no recibe atención profesional. El niño puede desarrollar serios problemas escolares y sociales si deja de ir a la escuela y de ver a sus amigos por mucho tiempo.
Los padres y el niño se pueden beneficiar llevando al niño a un psiquiatra de niños y adolescentes, quien trabajará con ellos en su esfuerzo de hacer regresar al niño de inmediato a la escuela y a otras actividades diarias. Como el pánico surge al dejar la casa, y no por estar en la escuela, el niño por lo general está tranquilo una vez que está en la escuela.
Para algunos niños se requiere un tratamiento extensivo para tratar las causas del miedo. Los niños mayores o los adolecentes que se niegan a ir a la escuela padecen por lo general de una enfermedad más grave y a menudo requieren más tratamiento intensivo.
En cualquier caso, el miedo irracional de dejar la casa y a los padres se puede tratar con éxito, y los padres no deben de tardar en buscar ayuda profesional. Profesionales de la Salud (Psicólogos, Psiquiatras, Trabajadores Sociales (MS-Socialworkers) Consejeros CASAC- CASAC-T) 
LOS HIJOS DE PADRES ALCOHOLICOS
Se estima que más de siete millones de niños tienen padres alcohólicos. Los especialistas de salud mental y pública de niños y adolescentes saben que estos niños corren mayor riesgo de tener problemas emocionales que los niños cuyos padres no son alcohólicos.
El alcoholismo es común en las familias, y los hijos de alcohólicos tienen cuatro veces mayor probabilidad que otros niños de convertirse en alcohólicos.
Un niño en esa familia puede tener una gran variedad de problemas:
  • Culpabilidad: El niño puede creer que es la causa de que su padre o su madre abuse de la bebida.
  • Ansiedad: El niño puede estar constantemente preocupado sobre la situación en su hogar. Puede temer que el padre alcohólico se enferme o se hiera, y puede también temer las peleas y la violencia entre sus padres.
  • Vergüenza: Los padres pueden transmitirle al niño el mensaje de que hay un terrible secreto en el hogar. El niño que está avergonzado no invita sus amigos a la casa y teme pedir ayuda a otros.
  • Incapacidad de hacer amigos: Como el niño ha sido decepcionado tantas veces por el padre que bebe, no se atreve a confiar en otros.
  • Confusión: El padre alcohólico cambia de momento, va de ser amable a ser violento sin ninguna relación con el comportamiento del niño. Una rutina regular diaria, tan importante para el niño, no existe en su casa porque las horas de las comidas y de acostarse cambian constantemente.
  • Ira: El niño siente ira y rabia contra el padre alcohólico porque bebe tanto y suele estar enojado también con el padre que no es alcohólico porque no le da apoyo o lo protege.
  • Depresión: El niño se siente solo e incapaz de poder hacer algo para cambiar la situación.
Aunque el niño trata de mantener el alcoholismo de su papá o su mamá en secreto, sus maestros, parientes, otros adultos o sus amigos pueden darse cuenta de que algo está mal. Profesionales de la Salud (Psicólogos, Psiquiatras, Trabajadores Sociales (MS-Socialworkers) Consejeros CASAC- CASAC-T) de niños y adolescentes indican que los siguientes comportamientos pueden ser síntomas de un problema de alcohol en el hogar:
  • Fracaso en la escuela y ausencias frecuentes;
  • Falta de amigos, retraimiento de los compañeros de clase;
  • Comportamiento delincuente, como el robar y la conducta violenta;
  • Quejas frecuentes de problemas físicos, como dolores de cabeza o de estómago;
  • Abuso de bebidas alcohólicas o drogas; o
  • Agresión contra otros muchachos.
Algunos hijos de alcohólicos tratan de actuar como "padres" responsables de la familia y entre sus amigos. Tratan de hacerle frente al alcoholismo convirtiéndose en personas controladas, que tienen mucho éxito en la escuela, pero que viven emocionalmente aislados de otros niños y maestros. Sus problemas emocionales no son aparentes hasta que llegan a ser adultos.
No importa si sus padres están en tratamiento o no, estos niños y adolescentes pueden beneficiarse de programas educativos y grupos de ayuda mutua organizados para los hijos de alcohólicos por Al-Anon y Alateen. La ayuda profesional, mientras más temprano se ofrezca, mejor es ya que es muy importante el prevenir problemas más serios para el niño, inclusive el alcoholismo. Los profesionales en salud pública (Psiquiatras, Social Worker, Psicólogos, Consejeros CASAC- CASAC-T)  de niños y adolescentes ayudan a estos niños con sus problemas personales y también los ayudan a entender que no son responsables por los problemas de sus padres.
El programa de tratamiento puede incluir la terapia de grupo con jóvenes en la misma situación, lo cual reduce el aislamiento que sienten los hijos de alcohólicos. El psiquiatra de niños y adolescentes trabaja a menudo con toda la familia, particularmente cuando el padre alcohólico ha dejado de tomar, para así desarrollar formas saludables de relacionarse entre los miembros de la familia.
LOS NIÑOS Y LA VIOLENCIA EN LA TELEVISION
Los niños americanos ven televisión por un promedio de tres a cuatro horas diarias. La televisión puede ser una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la formación del comportamiento. Desgraciadamente, una gran parte de la programación actual es violenta.
Cientos de estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y los adolescentes han encontrado que los niños pueden:
  • volverse "inmunes" al horror de la violencia;
  • gradualmente aceptar la violencia como un modo de resolver problemas;
  • imitar la violencia que observan en la televisión;
  • identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores.
Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un sólo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista, se repite con frecuencia, o no recibe castigo, son los que más tratarán de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas.
Esto no indica que la violencia en la televisión es la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es un contribuyente significativo.
Los padres pueden proteger a los niños de la violencia excesiva en la televisión de la siguiente manera:
  • prestándole atención a los programas que los niños ven en la televisión y mirando algunos con ellos;
  • estableciendo límites a la cantidad de tiempo que pueden estar viendo televisión;
  • señalándoles que aunque el actor no se ha hecho daño ni se ha muerto, tal violencia en la vida real resulta en dolor o en muerte;
  • negándose a dejar que los niños vean programas que se sabe contienen violencia, y cambiando el canal o apagando la televisión cuando se presenta algo ofensivo, explicándoles qué hay de malo en el programa;
  • no dando su aprobación a los episodios violentos frente a sus hijos, enfatizando la creencia de que tal comportamiento no es la mejor manera de resolver un problema;
  • Contrarrestando la presión que ejercen sus amigos y compañeros de clase, comunicándose con otros padres y poniéndose de acuerdo para establecer reglas similares sobre la cantidad de tiempo y el tipo de programa que los niños pueden mirar.
Los padres deben de también tomar ciertas medidas para prevenir los efectos dañinos de la televisión en temas tales como los asuntos raciales y los estereotipos sexuales. La cantidad de tiempo que los niños miran televisión, no importa el contenido, debe de ser moderada, ya que impide a los niños el llevar a cabo otras actividades de mayor beneficio, tales como el leer y el jugar con sus amigos. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo límites o mucha preocupación sobre cómo su niño está reaccionando a la televisión, ellos deben de ponerse en contacto con un psiquiatra de niños y adolescentes para que los ayude a definir el problema.

PROBLEMAS DE APPRENDIZAJE

Los padres cuyos niños tienen problemas académicos se sienten extremadamente preocupados y desilusionados. Los psiquiatras de niños y adolescentes saben que hay muchas causas para los fracasos académicos y que una de las más comunes son los trastornos del aprendizaje. Un niño con un trastorno del aprendizaje es por lo general un niño inteligente, quien inicialmente trata de seguir las instrucciones, de concentrarse y de tener buen comportamiento en la casa y la escuela. Sin embargo, el niño no domina las tareas escolares y comienza a rezagarse. Algunos de estos niños tienen dificultad en permanecer quietos o prestar atención. Los problemas de aprendizaje afectan a no menos de un 15% de la población escolar.
Se estima que los problemas específicos de aprendizaje son causados por una dificultad del sistema nervioso que afecta la captación, elaboración o comunicación de información. Algunos de estos niños son hiperactivos y/o distraídos con un lapso de atención corto.
Los psiquiatras de niños y adolescentes indican, que estos niños pueden ser ayudados, pero que si su condición no se detecta y se trata a tiempo, el problema puede aumentar y complicarse rápidamente. Un niño que en la escuela elemental no aprende a sumar, al llegar a la escuela superior, no podrá entender algebra. El niño que trata de aprender con gran esfuerzo se frustrará progresivamente y desarrollará problemas emocionales como una pobre autoestima, resultado de los fracasos repetidos. Algunos niños con problemas de aprendizaje pueden presentar también problemas de conducta, ya que prefieren lucir "malos" en vez de "estúpidos o brutos". Los padres deben de conocer las señales que con mayor frecuencia indican problemas de aprendizaje en su niño.
  1. Dificultad en atender o seguir instrucciones.
  2. Dificultad para recordar lo que se le acaba de decir.
  3. Fracasos académicos como consecuencia del poco dominio de destrezas de la lectura, escritura y/o aritmética.
  4. Dificultad en distinguir entre la derecha y la izquierda, por ejemplo, confunde 25 con 52, la "b" con la "d" o, "la" por "al" u, "on" por "no".
  5. Defectos en coordinación - cuando camina, en los deportes, en actividades manuales sencillas como sostener un lápiz, amarrarse los zapatos o hacer un lazo.
  6. Pierde o se extravían sus asignaciones, sus libros, libretas y otros materiales.
  7. No puede aprender los conceptos de tiempo; confunde "ayer", "hoy", "mañana".
Muchos padres solicitan un Profesional de la Salud (Psiquiatra, Psicólogos, Trabajadores Sociales (MS-Socialworkers) Consejeros CASAC- CASAC-T)  de Niños y Adolescentes cuando su hijo presenta problemas iguales o parecidos a los arriba mencionados. Los profesionales de la salud de niños y adolescentes trabajarán en colaboración con los educadores y otro personal de la escuela, para hacer pruebas que puedan detectar la razón de la dificultad en el aprovechamiento y la presencia de problemas específicos de aprendizaje. Luego de entrevistar al niño y la familia, y de evaluar la situación, el psiquiatra de niños y adolescentes hará recomendaciones relacionadas con la ubicación escolar apropiada para el niño, la necesidad de ayudas especiales, como terapia académica, ocupacional, del habla y tomará las medidas necesarias para ayudar a que el niño desarrolle al máximo su potencial.
En ocasiones especiales requiere el uso de medicamentos. El psiquiatra recetará medicamentos cuando es necesario controlar su hiperactividad y/o distraibilidad. Trabajará con el niño en el fortalecimiento de su confianza en sí mismo, elemento esencial para el desarrollo emocional saludable. Ayudará también a los padres y otros miembros de la familia para enfrentarse a la realidad de vivir con un niño con problemas específicos de aprendizaje.


Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara, Sociologist MA, CASAC-T
Información y Referencias:

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