Congresista peruano, Castagnino de Peru Posible: No leí lo que firmaba y soy congresista


Congresista peruano, Castagnino de Peru Posible:
No leí lo que firmaba y soy congresista

Ya no sé si indignarme o reírme

Que un hombre adulto, que se pretende representante de una parte de la Nación, salga a denunciar que lo hicieron firmar un dictamen que él creía ingenuamente que era otro, es demasiado. 

Raúl Wiener
POLITIKA Analista

Que diga que Javier Diez Canseco lo engañó indicándole que era en su contra cuando era a su favor, parece un chiste de los más malos que pueda imaginarse. 

Es decir que el tal Castagnino esperaba que el congresista acusado le alcanzara la moción de los tres que quieren sancionarlo para ver si aumentaba el número de firmas en su contra y el sonsonazo firmó, sin leer de que se trataba de lo contrario.

Y ahora tenemos al inventor de la acusación contra Diez Canseco diciendo que el “engaño” a Castagnino es peor que lo del canje y no queda claro si lo que quiere es empezar a retroceder sobre una denuncia ya debilitada para reemplazarla por otra, o si realmente cree que el pobre congresista peruposibilista es inimputable sobre lo que firma y los demás son los malos.

Increíblemente, además, el que dijo que su mayor placer había sido ver a Mulder, Díaz Dios y Urtecho votando por la sanción a su enemigo de toda la vida, aún cuando lo hicieran contra el informe técnico de la Comisión de Ética y sin dictamen sustitutorio, reclama ahora que los demás medios se pronuncien sobre el caso Castagnino. 

Y, la verdad, si en mi caso no decía nada sobre esto era porque me parecía de una ridiculez extrema que un dirigente político tuviera que darse cuenta por la prensa que lo que había firmado era contrario a lo que pensaba y que pretendiese que el culpable de tamaño desliz no fue él, sino el que le alcanzó el documento, al margen de lo que le dijo que era porque frente a ello solo van a existir su palabra contra la del otro.

Por supuesto, todo el mundo se da cuenta que Castagnino está buscando una reubicación política en la extrema derecha porque no le ve futuro a la extraña alianza de Toledo con Humala, que tiene a Perú Posible con las manos atadas, y tal vez porque empieza a ver algún futuro en la fanfarria Fujimorista en torno al indulto. 

Sus pasos erráticos: no asistir a la comisión, firmar y desdecirse, son los típicos de los que se van de a pocos. Ahora esperará que su partido no lo acompañe en su insólita queja, sea porque, igual que muchos en el país, no ve la falta en presentar un proyecto de ley que tiene cientos de miles de beneficiarios, si entre esos está su hija, proyecto que no se discutió ni votó, pero con el que quieren crucificar al más notorio líder de la izquierda y de la lucha contra la corrupción. 

Castagnino es para todo efecto un instrumento que ha caído en manos de la Derecha Bruta y Achorada, que debe estarse riendo de un tipo capaz de proclamar que fue engañado para firmar lo que no quería hacer. 

La próxima vez le hacen suscribir el regalo de su casa a un tercero, o una deuda por la que no recibió el dinero y creerá que puede reclamar la condición de ingenuo. 

Sí, efectivamente, este caso es mucho peor que el del canje que no es sino ignorancia supina de los acusadores, porque en el tema de la firma no deseada se aprecia la calidad de los individuos que pueblan el Congreso y su falta de respeto hacia ellos mismos cuando quieren alcanzar algún objetivo político.

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