LAS TRES DECADAS DE LOS MUSICOS AMBULANTES

LAS TRES DECADAS DE LOS MUSICOS AMBULANTES
Miguel Rubio.
El director de los Yuyachkani
habla sobre los 30 años de la obra teatral
Los músicos ambulantes
Pedro Escribano.
Como si fuera ayer, o de ahora. La obra Los músicos ambulantes de los Yuyas, basado en un cuento de los hermanos Grimm, cumple 30 años. Una obra bella, lúdica, festiva, pero en el fondo con un contenido en que el espectador descubre que está él y también el Perú. Miguel Rubio,el director de Yuyachkani, explica detalles y razones de esta obra clásica.



Miguel Rubio 

“Hablar de Los músicos ambulantes es hablar de nuestra diversidad cultural entendida como riqueza y no como caos”



Miguel Rubio.



¿Por qué cree que Los músicos... ha durado tanto y por qué siempre pareciera nuevo?
Creo que por lo pendiente que tenemos los peruanos, que es reconocernos en nuestras diferencias, en saber que con respeto, tolerancia, podemos construir un país justo, solidario. Y también porque es necesaria la interculturalidad. Es curioso, esta obra es la más sencilla, la más simple, la que hicimos en semanas, pero esta obra es la que más nos ha enseñado sobre el actor, sobre el oficio, sobre el teatro y sobre el país. Es una gran creación colectiva en la que ha participado el público también.
Cuando toman el cuento de los Grimm, ¿ya habían preconcebido el tópico de las diferencias?
La verdad que no. Era 1981, éramos desocupados y apostamos por el teatro, pues dijimos, hagamos una obra sencilla, que nos permita llegar a colegios, que no sea complicada y después hacemos la obra seria. No había ningún preconcepto, solo la idea de jugar con personajes que pueden ser diferentes, pero ahí empezó a salir los temas, los problemas y la complejidad del país.
O sea, ¿se encontraron con una obra que por un lado es diversión y, por otro, reflexión?
En el proceso de creación, nos fuimos dando cuenta del potencial que tenía la obra, que con un discurso sencillo, con un lenguaje simple podíamos hablar de temas importantes.
¿Los personajes son simbólicos?
Yo creo que cada personaje recoge un aire regional. No quiero hablar categóricamente de un sector, sino que tiene un aire regional y en conjunto se aprecia una diversidad. Por ejemplo, la gata es de la selva; el perro es norteño, criollo, norteño migrante; el burro es de la sierra, es el serio, el que pone los puntos. La gallina es de Chincha y la más adulta.
Yuyachkani 
La obra tiene 30 años, ¿han tenido alguna vez objeciones?
Recuerdo que cuando sucedió la masacre del Frontón, nosotros estábamos en temporada en el teatro Segura y fue terrible porque nos resistíamos a salir, no podíamos salir con una obra divertida, era un momento tan duro, tan doloroso para el Perú. Pero salimos y fue una función de una carga muy hermosa. Dicen que la función debe continuar ¿no? Lo mismo ocurrió en Argentina, dimos la función después de la guerra de Las Malvinas. Hasta ahora se me pone la piel de gallina, la gente la vio y vivió como un partido de fútbol, y fue en el patio de una escuela repleto. La gente se quedó saltando con banderas gritando Perú, Perú.
¿Qué Los músicos ambulantes hayan empezado en barrios es una opción suya como director?
De hecho, cuando nosotros nos hemos formado ha sido decididamente para buscar otros públicos, y eso nos ha enseñado, nos ha dado calle. Tener una casa, tener un teatro ha venido a las finales, mucho después, pero antes nosotros hemos ensayado en sindicatos, universidades, plazas y parques. Hemos hecho de cada lugar un escenario potencial y eso te da calle, te entrena, te hace buen actor, con una energía diferente. Tienes que aprender a tocar instrumentos, a montar zancos a usar banderas, a tomar el espacio de otra manera y un público que es un público muy activo, que si no le gusta lo que haces, se va. Tienes que actuar con niños, con bulla, con perros que se cruzan y eso uno agradece, ya que esa esencia popular te da una vitalidad que no tiene precio.
¿Alguna vez, en los días oscuros, se dijo: lo dejo todo?
Sí, a veces no podíamos salir ni de Lima, pero siento que hemos hecho de una dificultad una oportunidad, por eso nos permitió concentrarnos aquí en la casa y mirar que también éramos urbanos, que también éramos limeños y que amamos la cultura andina. María Rostworowski me dijo que es el inconsciente étnico. Me pareció maravilloso.
¿Les va bien en lo económico?
Qué bueno fuera (risas). Yo creo que tiene que ver con el mito fundacional de ser una colectividad reunida para pensar el país, para soñar el país y es un grupo que sigue reuniéndose con ese objetivo. Yo creo que nuestras obras son una sola con muchos actos, pero siempre es el Perú.
¿El teatro que hacen Uds. busca enrostrar lo que es el país?
Yo creo que el teatro solo como divertimento no tiene sentido para mí; el teatro tiene que ser un espacio de creación, de entretenimiento, de ejercicio y pensamiento críticos. El público que viene a vernos, quiero lo mismo.
Y tener tu vida en el teatro, ¿ha sido dejar un poco la familia?
Creo que ha sido un poco duro para todos, todos de alguna manera estamos casados con el grupo, con el teatro, y la verdad quizá nos faltó equilibrar y hacer un balance también con la familia, porque durante mucho tiempo comíamos acá, teníamos una guardería acá, una comunidad. Después es que nos hemos dado cuenta mucho más adelante que los niños querían otros espacios, que teníamos que tener espacios más personalizados, pero realmente vivir el teatro como una forma de vida, es muy absorbente, diferente a hacer tu vida aparte y venir solo a ensayar. Me duele darme cuenta el poco tiempo que he estado con mi hijo y también lo que pasa con las otras familias, pero esa ha sido nuestra realidad, así hemos crecido creyendo en esa propuesta.

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