LA DIMENSIÓN IDEOLÓGICA POLITICA DE LA VIOLENCIA EN LOS CONFLICTOS POR LOS RECURSOS NATURALES DEL PERU: Celendin-Cajamarca, Ancash, Puno, Cusco, Bagua-Amazona, Conga-Cajamarca
LA DIMENSIÓN
IDEOLÓGICA POLITICA DE LA VIOLENCIA EN
LOS CONFLICTOS POR LOS RECURSOS NATURALES DEL PERU
Celendin-Cajamarca, Ancash, Puno, Cusco, Bagua-Amazona, Conga-Cajamarca
Por: Jorge
Yeshayahu Gonzales-Lara,
Sociólogo,
MA, CASAC-T
El
fenómeno de la violencia política en los hechos acaecidos en los conflictos
sociales por los recursos naturales del Perú en la región Cajamarca, Ancash, Puno,
Cusco, en las provincias de Lima y
la declaratoria del Estado de Emergencia en Celendín - Cajamarca, la suspensión
de los derechos civiles, la muerte de cinco ciudadanos, la agresión física y la
detención arbitraria del Padre,
Marco Arana y de otros 15 heridos, ponen de manifiesto la
complementaria reciprocidad que existe entre la violencia política que proviene
del Estado y la violencia social que proviene de la sociedad. Cuanto mayor la
represión del estado, mayor la posibilidad de que surja una contra violencia
social, pero también a la inversa, cuanto mayor violencia social, mayor la
contra violencia represiva del Estado.
La Defensoría del Pueblo reporto ene
el mes de Mayo del 2012 la existencia de
173 conflictos sociales activos y 72 conflictos latentes (Defensoría del Pueblo
Reporte N# 99). La violencia se extendió en las ciudades de Jaén (Cajamarca),
Bagua Grande y Bagua Chica (Amazonas), Celendín, (Cajamarca) como resultado de
los enfrentamientos entre la policía e indígenas y pobladores de las zonas minera y la amazonía.
En líneas generales puede decirse que la violencia no se suprime con más
violencia, ya que la violencia de un sentido potencia la del sentido contrario.
Hay la suficiente evidencia para afirmar que la violencia estatal de las
fuerzas de orden y la violencia social se potencian mutuamente en lo que
podríamos definir como el espiral de la violencia.
Arresto del Padre Arana |
El principio de que no paga la
utilización de la violencia puede ser cierto a largo plazo; a corto, una
violencia del estado peruano aplicada con la intensidad propia de un gobierno
intolerante puede obtener los efectos buscados y hacer prácticamente imposible
cualquier forma de protesta.
Cada una de las dos violencias,
la de origen estatal y la de origen social, se justifica por la existencia
previa de la otra. Preguntarse ¿qué violencia antecede a qué violencia en cada
caso concreto es cuestión en teoría tan inútil como aquella de qué viene antes,
la gallina o el huevo? y sin embargo, en la práctica tiene una importancia
crucial, ya que, según se resuelva, se legitima una u otra violencia.
La violencia política del Estado
se justifica como necesaria para combatir la violencia política que brota en la
sociedad, así como ésta se considera el último recurso para combatir una
violencia estatal intolerable.
· -Una que
procede del Estado, más allá de lo que se considera su uso legítimo,
· -Y otra
que proviene de la sociedad, directamente encaminada contra el poder del Estado
que se considera ilegítimo.
Dentro de cada una, cabe
distinguir una variada gama de formas específicas de violencia.
En lo que se refiere a la
violencia política desde el Estado, cabe mencionar desde los golpes
militares a los escuadrones de la muerte, desde la represión violenta de
manifestaciones pacíficas al control militar de la población.
En lo que respecta a la
violencia desde la sociedad, desde los desordenes callejeros y huelgas
políticas, a la lucha armada, concepto genérico que incluye formas muy diversas
de subversión, terrorismo, guerrilla rural y urbana.
Hay que diferenciar una
violencia individual, que realiza una sola persona contra sí misma (suicidio),
o contra los otros (criminalidad), de una violencia colectiva que realizan
grupos más o menos numerosos contra la sociedad (bandas criminales),
excepcionalmente contra sí mismos (suicidio colectivo).
Podemos decir lo que separa la
violencia en general de la violencia política es un hilo tan extremadamente
fino como la intención: en cuanto utiliza la fuerza física, o la amenaza de
emplearla, para conseguir sus objetivos, la violencia política es violencia
como cualquier otra, pero tiene, o dice tener, una intencionalidad política.
El surgimiento de la violencia política está estrechamente
vinculado al desarrollo de la propiedad privada, y es solo en el
transcurso de la consolidación histórica de esta, que la violencia se
transforma en manifestación específica de poder social.
Ahora, no se puede entender el
problema de la violencia política sin conceptuar a la política como la
organización y aplicación sistemática de determinadas relaciones de poder, como
la articulación de un conjunto de medios para la consecución y la preservación
de éste. No sólo hay que subrayar la complementariedad de la violencia política
proveniente del Estado y de la sociedad, sino que existe también una estrecha
correlación entre los índices de violencia política con los de violencia
criminal.
En América Latina se puede
constatar el trasvase de una forma de violencia a otra. Los factores
económicos, sociales y culturales que alimentan la violencia criminal influyen
también sobre la violencia política. La interferencia de estas dos formas de
violencia es un fenómeno que se observa con particular claridad en el
bandidaje. La conexión entre las mafias dedicadas al narcotráfico y movimientos
guerrilleros en América Latina es el ejemplo actual más conocido. La estrecha
relación entre la violencia criminal y la política permite hablar de una
cultura de la violencia.
La violencia en otras de sus
formas es la corrupción institucionalizada en los organismos de estado y
gobiernos.
La corrupción política es un
nuevo factor determinante en la aprehensión de los ciudadanos sobre los bienes
y patrimonio nacional, como ellos se comparten con equidad y se protegen como
patrimonio colectivo de identidad nacional.
Es evidente que uno de los
factores determinantes de la violencia política en el Perú es el grado de
desarrollo socioeconómico. A primera vista puede pensarse que la pobreza es una
de las causas de la violencia, sin embargo, es bien sabido que el factor
principal que crea el potencial de violencia de una sociedad no es sin más su mayor
o menor riqueza - pobreza, sino la aprehensión subjetiva que tengan sus
ciudadanos de que los bienes disponibles no se reparten con equidad.
La desigualdad sentida como
injusta produce, inquietud, protesta, en último término, inestabilidad que
puede desembocar en las distintas formas de violencia política.
En el surgimiento de la violencia
política desempeña un papel esencial la creencia subjetiva en la injusticia
sufrida, es decir un elemento ideológico que está en la base del concepto de
legitimidad y que conecta con toda la superestructura simbólico-cultural.
La
violencia suele ser función directa de la aprehensión subjetiva, de que se
distribuye injustamente.
Para dar cuenta del surgimiento y
expansión de la violencia política en el Perú Cajamarca (16
casos), Ancash (28 casos), Puno (22 casos),
Cusco (15 casos), en las provincias de
Lima (15 casos) estos
son algunos de los factores que hay que tener presente la violencia sociales en
los conflictos por los recursos naturales.
Los recursos naturales han sido
puesto en la contienda sociales; entre percepción que los recursos naturales
son propiedad exclusiva del Estado del que puede hace uso de ellos. Otro es la percepción
que los recursos naturales es el derecho de quienes habitan en la región. Y una
última es la percepción que los recursos naturales son intangibles frente a la
modernidad y el bienestar de un pueblo. Ello explica la dicotomía entre Si Conga va o No a Conga, entre Oro y el agua. No existen puntos medios. Esto pone en evidencia la
falta de políticas negociadoras con políticas públicas que generen prosperidad
a corto, mediano y largo plazo. Las políticas sociales y económicas deben tener
sus sustentos en políticas de prevención ambiental.
Santos Dirigente de Patria Roja |
Ministro del Interior del Peru |
La ausencia de la consulta
ciudadana (a través de asambleas, participación de empresarios, comerciantes,
profesionales, universidades, organizaciones sociales y partidos políticos)
para proyectos de largo alcance, puede ser un nuevo elemento para reducir la confrontación
en los conflictos sociales. Esta consulta ciudadana requiere de la legitimidad
y seriedad de los proyectos, y la reinversión de recursos económicos, y la protección
de los recursos naturales. A la falta de la consulta ciudadana, se suma la
falta de interlocutores que ofrezcan un discurso social legitimador, solo ha persistido
el discurso ideológico. Es necesario crear nuevas formas de consulta ciudadana.
Más que los problemas objetivos
que plantea una sociedad, resulta determinante para la aparición de la
violencia el modo como se perciban, lo que a su vez tiene que ver
principalmente con el conjunto de ideas colectivas de que se dispone para
interpretar la realidad y a la dimensión ideológica de la violencia.
Es fundamental para la aparición
de la violencia, la dimensión simbólico cultural desde el valor que se dé a la
vida y el sentido que se atribuya a la muerte, los esquemas explicativos del
orden social existente o de la historia mítica de la propia comunidad, y de sus
posibilidades de mejoramiento, hasta el grado de indignación que produzca la
injusticia, son factores culturales los que, en último término, resultaron
decisivos en el desencadenamiento de la violencia en el Perú.