July 28 Peru Independence Day;Monumentos recordatorios de la Independencia del Perú.
La Plaza San Martin de Lima 1921 |
Celebracion del Aniversario de la Independencia del Peru
Monumentos
recordatorios de la
Independencia
del Perú -1921
La
transformación arquitectónica de Lima inicio de la republica
Fue en 1921 que las diferentes comunidades de extranjeros
en el Perú se sumaron a las celebraciones por el centenario de la independencia
del Perú, lo que implicó que donaran monumentos recordatorios. Las
celebraciones por el Centenario de la Independencia del Perú se inician en el
año 1921, en el que se cumplía el primer centenario de la Independencia, y se
encontraba en el poder, Augusto B. Leguía. Durante su gobierno, se vivió una
prosperidad que se veía en las calles de la capital, Lima y que la población
limeña reconocía. Leguía era un político formado en el mundo empresarial, donde
tuvo relativo éxito; los conocimientos que aprendió ahí los volcó en el campo
de la administración pública.
Durante los homenajes que se iniciaron en 1921, llegaron
a Lima delegaciones de 34 países para presentar su saludo a ese presidente que
daba que hablar fuera de la patria debido a sus contactos con el exterior,
herencia de la trayectoria comercial que tuvo antes de iniciar su vida pública.
Estos contactos se vieron fortalecidos porque el presidente comprendió la
importancia que, como fuente de ingresos, tenía para el Perú el comercio
exterior; así, una serie de productos nacionales fueron exportados porque los
empresarios contaron en esa etapa con un fuerte apoyo del gobierno.
Monumento a San Martin en la Plaza San Martin de Lima |
Los pórticos, edificios y plazas fueron regiamente
iluminados por la empresa Todo Eléctrico, propiedad del ingeniero Fernando
Reusche Justo. La celebración fue larga porque la Independencia había sido un
logro que tomó mucho tiempo y muchas vidas. Comenzó el 28 de julio de 1921, un
siglo después de que el Libertador don José de San Martín pronunciara desde un
balcón las históricas palabras como la Proclama literal de la Independencia.
Sin embargo, a pesar de que ellas ofrecían un Perú “libre” e independiente por
la voluntad del pueblo, en esa ocasión se cumplían cien años en los que, lejos
de consolidarse esa libertad e independencia, la historia era un recuento de
las disputas internas entre los peruanos. Los peruanos vivían en pugnas
constantes que postergaban la posibilidad de desarrollar la industria, el
comercio, la educación, la cultura; venían avanzando de a pocos, o más bien
dando tumbos que no siempre los llevaban hacia adelante.
Acta de Independencia 1821 |
Bajo el gobierno del presidente Leguía, la capital del
Perú, Lima sufrió una transformación positiva. Grandes avenidas como Alfonso
Ugarte, La Colmena, el Paseo de la República crecían como resultado de la
voluntad de hacer de Lima una ciudad moderna, que finalmente dejase de ser lo
que había sido hasta entonces: un gran pueblo.
En 1921, la capital, Lima lucía como una de las urbes más
florecientes de América Latina. Los ofrecimientos de dichos monumentos fueron
hechos en 1921, pero no todos los obsequios estuvieron listos ese año. Algunos
empezaron a construirse en esa fecha, pero como su ejecución demandaba tiempo,
fueron entregados progresivamente hasta 1926, en una serie de ceremonias.
La idea original había sido que esos obsequios se
entregasen entre 1921 y 1924, es decir, entre el centenario de la proclama de
la Independencia del Perú por parte del Libertador don José de San Martín, que
se cumplía el 28 de julio de 1921, y el de la Batalla de Ayacucho, celebrado el
9 de diciembre de 1924, que selló la independencia de la dominación de España
en América. Sin embargo, no todas las colonias extranjeras llegaron a cumplir
sus ofrecimientos en ese lapso.
Las colonias de extranjeros residentes en el Perú que
ofrecieron regalos fueron la alemana, la francesa, la belga, la norteamericana,
la china, la japonesa, la palestina, la inglesa, la italiana y la española.
También hubo países que hicieron obsequios. Tal fue el caso de Argentina, que
luego de la ceremonia del 28 de julio de 1921, dejó los caballos tucumanos, sus
arreos y las lanzas con las que desfilaron los soldados que la patria de San
Martín había enviado para recordar la epopeya libertadora; esos potros, de gran
alzada, sirvieron para mejorar nuestra caballería militar.
El gobierno peruano de la época mandó construir la Plaza
San Martín con un bello monumento ecuestre del libertador, realizado por el
escultor español Ariano Benluire. El monumento descansa sobre un imponente
pedestal y está rodeado de una plaza que se diseñó. Su inauguración, el 27 de
julio de 1928, dio inicio a las celebraciones del centenario. La Municipalidad
de Lima no se quedó atrás, y para la ocasión obsequió el bello monumento del
almirante Bergasse du Petit Thouars que está localizado frente a la sede de
Radio Nacional y la Plaza Washington. La capital del Perú fue visitada por
numerosas delegaciones de otros países, motivadas por las relaciones
internacionales que, había sabido tejer el gobierno del presidente Leguía.
Posteriormente se publicó un libro en el que se hace un recuento de las visitas
extranjeras, señalando no sólo la cantidad de integrantes de las delegaciones
que llegaron a visitar el Perú durante esa época.
Colonia alemana – El Reloj del
Parque Universitario
El Reloj de Parque Universitario en Lima 1921 |
El Parque Universitario es un parque ubicado en el centro
histórico de la ciudad de Lima, capital del Perú. Es de forma rectangular y se
encuentra en la intersección de las avenidas Abancay y Nicolás de Piérola.
Llamado así por encontrarse en él la antigua casona de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, considerada como la primera
universidad en América. Esta universidad se instaló en esa ubicación en 1867 ya
que su anterior local fue ocupado por el Congreso de la República. Actualmente
en dicha locación se encuentra el Palacio Legislativo. Hasta 1965 la
universidad se ubicaba en esta casona, trasladándose a su actual campus. Al
acoger a la universidad, el Parque Universitario fue escenario de
manifestaciones y revueltas de estudiantiles.
La construcción del parque se da en los años 1870 luego
de que se iniciar la demolición de las murallas de Lima. Luego de varios años
de deterioro durante los años 1980 y 1990, el Parque Universitario ha sido
renovado y se han construido algunas piletas ornamentales así como también un
cerco perimetral.
En este parque se encuentran varios monumentos así como
un reloj monumental obsequiado a la ciudad por parte de la colonia Alemana con
motivo del centenario de la Independencia del Perú, en 1921.
Durante el gobierno municipal de don Alberto Andrade, la
torre fue restaurada y su mecanismo, una vez reparado, se puso otra vez en
marcha para deleite de los viandantes que llegan a este céntrico parque a gozar
de los espectáculos que ahí se realizan, mientras a las doce el campanario toca
el himno y a cada hora hace recordar al habitante que tienen una cita que
atender, o quién sabe si pretende decirles que ha transcurrido una hora más sin
que alcancemos aún la cita con la libertad.
Si bien la colonia que representa a Bélgica no ha sido
nunca numerosa en el país, sí ha sido significativa su presencia en el campo
educativo, que se remonta a la época de la Colonia, cuando encontramos a
personajes de esa nacionalidad que participaron, por ejemplo, diseñando los
muros de fortificación de Lima de antaño. La presencia belga en el Perú se
manifestó casi siempre a través de la docencia en distintas disciplinas del
saber. Tal vez lo más saltante fue el impulso que esta colonia le dio a la
entonces escuela de agronomía, a partir de la cual se formó la Universidad
Nacional Agraria La Molina, que llegaría a tener fama más allá de nuestras
fronteras.
Esta colonia, que había pasado por todas las etapas de la
vida en el Perú, no podía estar ausente en esa fecha tan especial, y obsequió
un monumento del escultor belga Constantin Meunier (1831—1905), que
representaba a un estibador. Esta pieza de bronce, de 2,10 metros de altura,
fue inaugurada por el presidente Leguía en junio de 1922. Se ubicó al comienzo
de la avenida Leguía, lugar que hasta hoy conserva, cosa poco común en la
ciudad de Lima, donde con frecuencia las estatuas parecen caminar.
Otra colonia que tenía una presencia política y económica
importante era, sin duda, la del Reino Unido. Al igual que en otros países
sudamericanos, los ingleses tenían grandes intereses comerciales en nuestro
territorio. Mantenían en Lima un club británico, el Phoenix Club, en el que se
seguían todas las costumbres londinenses. Fue sin duda en este lugar donde se
gestó la idea de hacerle al Perú un obsequio por el importante aniversario de
su Independencia. El Comité Británico del Centenario estuvo presidido por el
general Archibald Cooper e integrado por los señores P. L. Bachelor, N. Xison,
Malcolm Grant y Robert Wakeham; este último era, en ese tiempo, el comandante
general del Cuerpo de Bomberos.
El Estadio Nacional de Lima, Perú es el principal
escenario deportivo del país. Fue inaugurado el 27 de octubre de 1952 y tiene
una capacidad para 42.500 espectadores. Muchas personas, inclusive cronistas
deportivos, lo denominan "Estadio Nacional José Díaz", debido al
nombre de una de las calles que lo circunda, sin que ese sea su nombre oficial
Aficionados como pocos a los deportes, los ingleses optaron por obsequiarle al
Perú un estadio en el que se pudiese hacer campeonatos haciendo la
reconstrucción y ampliación sobre el terreno que anteriormente ocupaba el
Estadio Guadalupe y al que se le bautizó como Estadio Nacional de Lima
El planteamiento inicial contemplaba la construcción de
un gran complejo deportivo y por ello su construcción demoró varios años. El
Nacional contaba con una tribuna preferencial de madera y algunos palcos
laterales a nivel del piso, lo que lo convertía en un estadio de estilo simple.
Contaba además con una cancha auxiliar sin tribunas. Además, el complejo
deportivo contaba con una Piscina olímpica donada por la colonia japonesa en
1935. Con una capacidad para 6.000 personas, el Estado ubicado en la Urbanización
de Santa Beatríz fue inaugurado en julio de 1923
En 1951, durante el gobierno del presidente Manuel A.
Odría, el Estadio Nacional de Lima fue cerrado y derruido para dar paso a la
construcción del actual Estadio Nacional. Sus tribunas de madera fueron destinadas
a otros escenarios deportivos, principalmente en el interior del país como
también al Estadio Lolo Fernández del club Universitario de Deportes. Este
estadio quedó en la memoria de la afición futbolística con el apelativo de
Antiguo Estadio Nacional.
Los franceses obsequiaron la actual Plaza Francia,
anteriormente llamada Placita de La Recoleta, que incluye una estatua a La
Libertad y esta realzada por 24 bancas sobre un piso de lajas y la fachada neogótica
de la Iglesia de La Recoleta. La plaza fue restaurada, aunque aún no se le ha
devuelto la antorcha que le fue robada.
Destaca el monumento en bronce del padre Dinthillac,
fundador de la Pontificia Universidad Católica del Perú y la placa conmemorativa
al almirante francés Bergasse du Petit Thouars, por su participación en la
defensa de Lima durante la ocupación chilena en 1880.
Se dice que cuando la toma de la ciudad por el ejército
chileno ya era inminente, el valeroso contralmirante amenazó a los jefes
chilenos de bombardearlos si la ocupación no se hacía de manera pacífica. Esta
acertada intervención evitó que Lima fuera totalmente destruida.
Estatua de La Libertad en La Plaza Francia |
En el centro existía una pila en donde se proveían los
aguadores (repartidores de agua) de la época. A la izquierda de la iglesia
existió el 'Hospicio para Mujeres Vergonzantes'. Un albergue de señoras que las
guerras civiles y la guerra con Chile empobrecieron.
El Hospicio, cuentan los cronistas republicanos, exhalaba
un aroma y un ambiente de casa grande. El fin era que las señoras recogidas
recordaran las suyas propias, aquellas que la desgracia les arrebató.
La versión moderna de la plazoleta es un obsequio de la
colonia francesa en Lima. El motivo fue la conmemoración del centenario de la
Independencia del Perú de la corona española. La hermosa plaza es realzada por
24 bancas sobre un piso de lajas y la bella fachada neogótica de la iglesia.
Durante el siglo XIX se pudo apreciar un enorme
movimiento migratorio chino para ir a poblar otras partes del mundo. Cientos de
miles se repartieron por el sureste, suroeste y sur del Pacífico; muchos miles
hacia Hawai y al continente americano; otros fueron llevados por millares a
Panamá, Cuba y el Perú.
La escasez de mano de obra que padeció el Perú tras
lograr la independencia en 1824 tenía causas muy profundas. Los fértiles valles
costeños producían azúcar y algodón, y con el correr del tiempo la demanda de
esos productos se incrementó haciéndose más notoria la falta de mano de obra en
el campo. Según el censo de 1862, la población era de 2.487.916 habitantes. En
1876, otro censo arrojó la cifra de 2.699.945, población exigua para un país de
más de un millón de kilómetros cuadrados. En 1847, se presentó al Congreso un
proyecto de ley para favorecer la inmigración por el que se autorizaba al
ejecutivo para firmar contratos por 10 años con los capitalistas y
terratenientes deseosos de atraer extranjeros. Los que así llegaban podían
gozar de una serie de privilegios. El proyecto fue rechazado, pero despertó
gran interés por el tema y se efectuó una encuesta entre las autoridades, los
prefectos de varios departamentos y la Sociedad de Agricultura de Lima.
La falta de mano de obra era apremiante y, presionada e
influida por destacados capitalistas y terratenientes, el 17 de noviembre de
1849 el Congreso promulgó la Ley General de Inmigración, la cual no tardó en
encontrar acérrimos opositores. Esta ley, cuyo objeto era favorecer la entrada
de chinos, de ahí que se conociese popularmente como “Ley China”, fue la que
tras la introducción de algunas modificaciones dio origen al gran movimiento
migratorio de chinos al Perú.
Es necesario señalar que, a pesar de la inexistencia de
relaciones diplomáticas entre China y el Perú, en 1849 varios terratenientes
autorizados por el gobierno peruano trajeron alrededor de 75 colonos chinos un
mes antes de la promulgación de la “Ley China”. Los monopolistas no tardaron en
traer a estos trabajadores en grandes cantidades. Según estadísticas y
registros incompletos, se estima que entre 1849 y 1874 entraron en el Perú
alrededor de 100.000 colonos chinos
La colonia china obsequió la Fuente Monumental, hecha en
Italia por el escultor Mario Vannini que aún se puede ver en el Parque de la
Exposición con un mensaje de fraternidad universal entre las razas representado
por la escultura en la parte superior
Colonia norteamericana: La
Fuente Ornamental
La colonia de Estados Unidos donó una fuente ornamental
de bronce que estaba ubicada frente a la residencia del embajador de
norteamericano, en la avenida Arequipa.
La colonia italiana, animada por don Gino Salocchi, obsequió,
el Museo de Arte Italiano, inaugurado en 1924. Está abierto al público hasta el
día de hoy, en su lugar originario, en el Parque Neptuno. Se inauguró con seis
salas y más de 200 obras de arte el 23 de marzo de 1924 en el antiguo Parque
Neptuno, hoy convertido en Parque de los Museos.
El edificio del museo se ha mantenido desde su
inauguración. El proyecto fue encargado al arquitecto milanés Gaetano Moretti,
quien también realizó la construcción de La Fuente China, regalo que hizo la
comunidad china al Perú en el contexto de las mencionadas celebraciones. Se
ubica en la segunda cuadra de la Avenida Paseo de la República, en el Centro
histórico de Lima al frente del Museo de Arte de Lima y cuenta con un amplio
jardín, estacionamientos y seis salas para la exposición de su colección
permanente y de las exposiciones itinerantes que allí se realizan. En la sala 2
se encuentra un vitral inspirado en La Primavera de Sandro Botticelli.
A través del edificio, tanto en diseño como en elementos
decorativos, queda representado el arte italiano del pasado: elementos de la
arquitectura de Bramante, relieves y detalles decorativos inspirados en
Donatello, Ghiberti, Miguel Ángel y Botticelli. La fachada se completa con los
escudos de las principales ciudades italianas y dos gigantescos mosaicos,
hechos por la Asociación de Mosaicistas Venecianos, con los personajes más
notables de la historia de Italia.
La primera selección de las obras que pertenecerían a la
colección permanente del museo se realizó bajo la curaduría de Mario Vannini
Parenti adquiriendo una donación superior a 200 obras, entre esculturas,
pinturas, dibujos, grabados y cerámicos, de forma que quedaran representados
artistas de todas las regiones de Italia. Gran parte de la colección data de
principios del siglo XX, aunque no se puede apreciar el movimiento de
vanguardia en el Museo.
El "Arco de la amistad", monumento que la
colonia española regaló a Perú en 1924 y que fue destruido en 1938, ha sido
reconstruido e instalado en el distrito limeño de Surco. El arco, que ha
costado 230.000 dólares, tiene 29 metros de altura y está recubierto por
azulejos de características moriscas. El coste total del monumento ha sido
financiado por las principales empresas españolas asentadas en Perú.
El obsequio de la colonia española fue "El Arco de
la Amistad", una construcción morisca inicialmente construida en el año
1924 y cuyo autor es desconocido, fue derrumbado para ampliar la Av. Arequipa.
Su edificación empezó en agosto de 1921, y la comunidad española lo entregó
como regalo a la ciudad de Lima en julio de 1924.
En 1938, el presidente peruano Oscar Benavides ordenó la
demolición del monumento, aludiendo a los problemas de tránsito que éste
ocasionaba. La destrucción de este símbolo de los lazos de amistad entre Perú y
España causó malestar en la colonia española, e incluso algunos interpretaron
la orden de Benavides como un acto de venganza política contra el ex presidente
Leguía. En el año 2001, el alcalde de Santiago de Surco, el Sr. Carlos Dargent
y la Colonia Española con la presencia de los Reyes de España, inauguraron el
nuevo Arco de la Amistad, de 29 metros de altura, copia fiel de su predecesor,
ubicado en el Parque de la Amistad en la Av. Caminos
del Inca.
En el populoso distrito de La Victoria, en Lima, el
monumento al inca Manco Cápac se erige imponente desde hace 81 años. Obsequio
de la colonia japonesa por el centenario de la independencia del Perú, este
coloso guarda detrás una singular historia.
Las calles y plazas de Lima tienen en sus incontables
estatuas, efigies, bustos y placas recordatorios, el reflejo de una
idiosincrasia que valora sobremanera a los personajes célebres y a los símbolos
de su historia, que recuerdan glorias y éxitos pasados del Perú.
Uno de estos monumentos es una estatua del primer Inca
del Perú, Manco Cápac, quien fundó el imperio del Tahuantinsuyo allá por el
siglo XIII. Esta escultura, de más de cinco metros de altura, vigila desde hace
81 años a los transeúntes de la hoy denominada Plaza Manco Cápac, en el
distrito de La Victoria, en Lima. La colonia japonesa obsequió el monumento a
Manco Capac ubicado en el distrito de La Victoria. Se encargó la obra al
escultor David Lozano y en 1922 se efectuó la ceremonia de inicio, estuvo
ubicada en el cruce de las avenidas Grau y Santa Teresa, a la que después se
llamaría avenida Manco Cápac.
La Sociedad Central Japonesa (hoy Asociación Peruano
Japonesa), que agrupaba a los inmigrantes japoneses, acordó donar la obra
conmemorativa, decidiendo que fuera un monumento a Manco Cápac, por ser un
emblema que hermanaba al Perú y al Japón, al ser considerado el antiguo Inca
como “Hijo del Sol”, concepto también presente en la cultura japonesa. El monumento
demoró en realizarse tres años, nueve meses y 21 días y costó aproximadamente
113 500 soles.
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