El movimiento obrero anarquista en el Perú


El movimiento obrero anarquista en el Perú

Joël Delhom

Université de Bretagne-Sud

CRELLIC-LIRA

La llamada cuestión social surgió en el Perú en las dos últimas décadas del siglo XIX, como consecuencia del desarrollo industrial estimulado por las inversiones del capital extranjero. Las asociaciones gremiales y mutualistas de tipo pre-industrial, que se habían ido constituyendo desde finales de los años 1850, se consolidaron y extendieron a partir de 1880, mientras ya empezaban a circular ideas de carácter socialista entre los trabajadores del país. En mayo de 1886, se realiza una primera unificación al fundarse la Confederación de Artesanos “Unión Universal” (CAUU), que pronto reunió casi todos los gremios de Lima en base a principios filantrópicos y de solidaridad. Es posible que su creación fuera impulsada por un delegado de la Primera Internacional, pero la Confederación tenía un carácter esencialmente conciliador y estaba vinculada con las principales instituciones representativas. Ejemplares de esa orientación fueron el Congreso Provincial de Obreros de Lima organizado en 1896 y el Primer Congreso Nacional Obrero de 1901. Reunían a patronos, diputados, concejales y trabajadores a fin de conciliar los intereses del industrial y del obrero. Como consecuencia del último Congreso, fue fundada en octubre de 1904 la Asamblea de Sociedades Unidas, que funcionó como un foro permanente de conciliación además de su papel de promoción del mutualismo y del cooperativismo; también organizó la primera biblioteca popular (Pereda Torres, 1982:37-107; Barcelli, 1979:32-46,57-59).

El auge económico i , sin embargo, produjo un nuevo tipo de trabajador urbano-industrial o rural-industrial, sociológicamente diferente del artesano o del campesino tradicionales y sometido a nuevas formas de relaciones laborales. Guiado por la experiencia de sus primeros conflictos y por una prensa liberal radical que propugnaba la constitución de Sociedades de Resistencia, ese proletariado adoptó paulatinamente nuevas formas de lucha y organización, alejadas del clásico mutualismo. Este entró en una etapa de decadencia a partir de 1910, mientras las primeras organizaciones anarquistas orientaban los conflictos laborales del proletariado, oponiéndose a la estrategia de la Confederación de Artesanos “Unión Universal” (CAUU). Hegemónico hasta 1920, el anarco-sindicalismo empezó entonces a ser cuestionado por los marxistas, quienes conquistaron la dirección del movimiento obrero a partir de 1926.

Nacimiento del sindicalismo anarquista

Es probable que la inmigración de algunos militantes obreros ayudara a la organización del proletariado peruano; se ha mencionado por ejemplo a dos españoles, a un argentino y a un chileno. Más tarde, en 1912, año en que se organizó una huelga general, llegaron también dos italianos así como un argentino, los tres delegados de la Federación Obrera Regional Argentina ii. Pero el impulso organizador no vino del extranjero. Desde finales del siglo XIX, existían vínculos entre algunos dirigentes obreros y la masonería o, de forma más amplia, los grupos de propaganda liberal, los cuales se comprometieron a elevar la condición intelectual, moral y económica de los trabajadores. Es un aspecto que merece investigaciones complementarias, aunque son ya bastante significativas las relaciones entre el dentista, miembro de la Gran Logia Masónica del Perú, Christian Dam y el panadero Manuel Caracciolo Lévano, uno de los más destacados militantes anarco-sindicalistas; entre el periodista director de La Idea Libre, Glicerio Tassara, y el grupo que editó La Protesta; entre el músico José B. Ugarte y el Centro de Estudios Sociales 1° de Mayo. Las Ligas de Libre Pensadores, constituidas por C. Dam, se dedicaban a la educación y la asistencia de los trabajadores; por otra parte, Dam y Ugarte habían sido miembros fundadores del partido radical Unión Nacional, creado por el escritor Manuel González Prada en 1891 y cuyo programa ostentaba un claro compromiso social. Destacada labor de concientización y educación de clase tuvieron entonces algunas publicaciones liberales de crítica sociopolítica: La Luz Eléctrica (1886-1897), Integridad (1889-1891), Germinal (1889; 1901-1906), El Libre Pensamiento (1896-1904), La Idea Libre (1900-1920), antes de que aparecieran órganos de definida orientación anarquista: Los Parias (1904-1910), La Simiente Roja (¿1905-1907?), El Hambriento (¿1905-1910?), Humanidad (1906-1907), El Oprimido (¿1907-1909?) y La Protesta (1911-1926).

El primer caso de acción reivindicativa que utiliza la huelga como medio de presión lo constituye el paro de los tipógrafos por mejoras salariales en diciembre de 1883. Pero fue probablemente la huelga de los panaderos de Lima, en enero de 1887, la que tuvo mayores repercusiones al conducir a la creación, en abril del mismo año, de la Sociedad Obrera de Panaderos "Estrella del Perú", una organización que desempeñó un papel precursor en la formación de la conciencia de clase del proletariado. En 1896 ocurrió el primer gran conflicto industrial: la huelga los tejedores de Vitarte (agosto), seguida por los movimientos de los cigarreros (septiembre), los tipógrafos (septiembre) y los pasteleros de la capital. Los obreros de esas industrias ya empezaban a ser influenciados por algunos líderes anarquistas. Los tabaqueros, por ejemplo, no dudaron en destruir la nueva maquinaria que causaba desocupación. Ese tipo de acciones luddistas eran excepcionales y normalmente los trabajadores solían recurrir a la mediación de políticos (diputados, ministros e incluso presidente de la República) lo que no impedía una severa represión iii. El nuevo siglo se abrió en Lima con la huelga de cocheros en enero de 1900 y, sobre todo, la exitosa huelga de panaderos en abril-mayo de 1901. Aunque también recurrieron a comisiones de arbitraje, los últimos organizaron de forma ejemplar la solidaridad del gremio y trataron de impedir el funcionamiento de las empresas de panificación. 1904, año de fuerte alza de los precios de las subsistencias, fue determinante para la maduración ideológica: la Sociedad Obrera de Panaderos, dirigida por Manuel C. Lévano, se desadhirió de la CAUU y pasó a llamarse Federación de Obreros Panaderos "Estrella del Perú", dando el primer paso hacia un sindicalismo moderno que representara los intereses del proletariado. La separación se debía al rechazo de las prácticas colaboracionistas de la Confederación de Artesanos. Los panaderos adoptaron como objetivo la jornada de ocho horas y celebraron en 1905, por primera vez en el país, la fiesta del Primero de Mayo. En marzo de 1904 también empezó a ser publicado en Lima el mensual Los Parias, que fue la primera publicación ácrata importante del país. Principalmente animada por M. González Prada, era favorable al sindicalismo y aspiraba al “comunismo proletario”. En mayo, la huelga de los jornaleros del Callao, primera en costarle la vida a un trabajador, constituyó además una importante experiencia de lucha y de solidaridad de clase, aunque fue resuelta gracias a la intervención del presidente Andrés A. Cáceres.

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