La Utopia Indianista frente a la Modernidad

La Utopia Indianista frente a la Modernidad
Por: Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara

Los movimientos indígenas en América Latina (Perú, Bolivia y Ecuador) emergieron como protesta y respuesta a los procesos de modernización y globalización, y un rasgo común de estos es la invocación de una tradición, es decir una historia común que se mistifica para construir la identidad de la etnia, y/o de la colectividad religiosa y proyectan sus acciones a la reconstrucción de la utopía de una vuelta a la tradición, a los orígenes como respuesta colectiva a la Modernidad y a la Globalización, que supone el peligro a la reproducción de las culturas indígenas, valores ancestrales, los ambientes ecológicos y a sus modos de producción.

Los pueblos indígenas a través de sus movilizaciones han ido reconstruyendo su identidad colectiva, y estos son convocados por un discurso ideológico que critica al Estado-“nacional”, que rechaza a la civilización occidental, a la modernidad, a la globalización y se han convertido en el actor político que cuestiona el poder estatal y que lo enfrenta con movilizaciones. Al mismo tiempo plantean una alternativa de recambio del orden establecido.

La lucha de los pueblos indígenas se inicia con la conquista y la colonización Española en el siglo XVI y han continuado hasta nuestros días. La independencia de España en la segunda década del siglo XIX y los procesos de construcción del Estado-Nación paradójicamente agravo aun la situación de opresión y explotación de los pueblos indígenas. A los pueblos indígenas (Andinos-quechas y aymaras- y Selváticos) se les negó el derecho a sus lenguas, a sus culturas y sus tierras ancestrales. El estado oligárquico despojo a los indígenas de sus tierras comunales por medio de maniobras legales, y por medio de la educación central se les negó el derecho a la educación en sus lenguas maternas, y por medio de la religión oficial se le despojo del culto a la madre naturaleza. En la representación ideológica dl pensamiento oligárquico, los indígenas representaban la “barbarie” que había que erradicarse para promover la “civilización” occidental en el Estado-Nación.

En 1920 las ideas del indigenismo fue la corriente que surgió con el discurso en defensa de “indio”, de sus derechos y de su cultura. El concepto “indio” fue introducido por la colonia para referirse a los diversas étnicas y culturas Quechua y Aymaras. Es un concepto que de nota desprecio por los indígenas -quechua y Aymaras hablante y otras culturas indígenas con el propósito de minimizar la humanidad del individuo. El indigenismo fue un discurso de autores blancos y mestizos sobre los “indios”. El indigenismo se expreso especialmente en el indigenismo literario donde el “indio” ingresa como sujeto en la novela, en la poesía y en las artes plásticas.

El nuevo discurso de la Indianidad se articula a la concepción holística del orden cósmico, del orden social y postula que los pueblos indígenas siempre han mantenido una relación armónica con todos los seres naturales, la tierra, el agua y con todos los recursos ecológicos. En esta concepción el hombre no debe asumir el rol de señor y dominador de la tierra y de sus recurso, sino que dé respecto y amor por la naturaleza que da la vida. El discurso político indianista se plantea como concepción antagónica la civilización occidental y la modernidad. Este rechazo a la cultura occidental se diferencia el indigenismo.

El discurso indigenista, revaloriza las adquisiciones de la cultura occidental, modernidad en los campos de las libertades civiles, de los derechos humanos, de los derechos ciudadanos, la democracia representativa y el pluralismo consideradas como creaciones universalistas, es decir su vigencia no solo se circunscribe al mundo occidental se sino han adquirido carácter universalista: Derechos Humanos, los Derechos Ciudadanos, La Democracia y Pluralidad.

Las culturas andinas que culminaron en el Imperio Incaico y la cultura de Mesoamérica, no llegaron jamás a concebir ni practicar formas democráticas de organización social y política, estas se constituyeron como estados centralistas como formas despóticas de gobierno. La colonización Española lego a estos pueblos una cultura política autoritaria y centralista y una sociedad jerarquizada. La articulación de estas dos herencias en la cultura de los pueblos andinos puede explicar la ausencia de una reflexión crítica entre los intelectuales indianistas sobre la democracia, el pluralismo.

Para el indianismo los pueblos indígenas aparecen representando como un sujeto puro en el sentido étnico, social y cultural. No conceden al mestizaje ninguna significación, ni tampoco a las diferencias de clases, los profundos procesos de transculturación y aculturación que desde la colonización hasta hoy día influido en los modelos de vida y en al cultura de los pueblos. El indianismo se reconstruye de una tradición crítica a la civilización que género el mundo moderno. En esa comprensión se perciben los procesos de globalización y de modernización acelerada como una amenaza cultural, a las formas de vida y de producción material de los pueblos indígenas. La utopia indianista suena con reconstruir el imperio del Tahuantinsuyo desde el horizonte de la tradición oral.

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