I Foro de Peruanos en el Exterior en el Congreso Peruano
Muchas gracias.
Addhemar Sierralta Nunez
Lima Peru, Congreso de la Republica del Peru
Addhemar Sierralta Nunez en el Congreso del Peru |
CON ÉXITO REALIZAN EN CONGRESO FORO DE PERUANOS EN EL EXTERIOR ORGANIZADO POR OMCOPEX
• Buscó unión de instituciones peruanas.
• Representantes peruanos de todas partes del mundo asistieron.
• Ayuda hacia el Perú: más de 3 mil millones de dólares anuales.
• Ausencia de congresistas invitados fue lamentable.
Se apeló a la unión de todas las instituciones peruanas en el exterior, se reiteró la necesidad que la diáspora peruana cuente con representantes al Congreso, se destacó el sacrificio y esfuerzo realizado por nuestros compatriotas en su proceso de adaptación en los lugares a los cuales emigraron y el afán de ayuda a quienes quedaron en el Perú, vía remesas o colaboraciones específicas, las que sirvieron para ayudar al país sus épocas difíciles y llegan a ser más de 3,000 millones de dólares anuales. Esto fue destacado en el marco del evento que la Organización Mundial de la Comunidad Peruana en el Exterior (OMCOPEX) llevó a cabo en la Sala Miguel Grau del Congreso de la República el sábado 23 del presente.
El Foro Internacional : “Peruanos en el Exterior : Desarrollo e Integración” contó con más de un centenar de entusiastas asistentes peruanos venidos desde Estados Unidos de América, México, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Italia, España, Dinamarca, Inglaterra, Suecia y otros países. La ausencia de los congresistas, que fueron invitados, fue notoria lo que reitera la poca preocupación de los “padres y madres de la Patria” por quienes son un motor importante en la economía peruana.
Entre los temas que se desarrollaron puede citarse Proceso migratorio hacia el exterior, por el historiador Teodoro Hampe (Perú); La otra agenda : los peruanos del exterior, por Carmen Matos (México), Miguel Ludeña (Bolivia) y Manuel Dioses (Ecuador); Las organizaciones peruanas en el exterior, por José Cruz Chamorro (Italia) ; Presentación de OMCOPEX, por su Presidente Martín López (Italia) y su Asesora Legal, Michele Montesinos (Perú); Los emigrantes vistos desde el Perú, por Jessica Montoya Gonzáles (Perú); El TLC con Europa y otros países, por el especialista en política de estado, José Antonio Torres Iriarte (Perú); La colaboración de peruanos en el exterior hacia el Perú, por el Presidente del PAMS del Perú, Ernesto Ríos Montenegro (Perú); y el Reto de la migración, por Addhemar Sierralta Núñez (U.S.A.), quien entre otros aspectos destacó los trabajos sobre la diáspora peruana en U.S.A. realizados por el sociólogo Jorge Yeshayahu Gonzáles-Lara.
Palabras de Inaguracion: Hildebrando Tapia
Unas alentadoras palabras de inauguración del congresista Hildebrando Tapia, Presidente de la Comisión Especial de Peruanos en el Exterior, las que fueran mostradas en video por encontrarse nuestro representante en Miami, dieron comienzo al evento.
Asimismo la intervención de Marco Núñez-Melgar Maguiña, Director General de los Derechos de los Peruanos en el Exterior, del Ministerio de Relaciones Exteriores, sirvió para esclarecer dudas de los participantes y absolver las inquietudes de los mismos acerca de las acciones gubernamentales sobre el tema.
Entre los conceptos destacables se pueden citar que los emigrantes peruanos llegan a casi 4 millones y de ellos el 52% se encuentran en los Estados Unidos de América. Que sus remesas anuales al Perú superan los 3,000 millones de dólares generando casi 500 millones de ingreso directo, vía impuestos, al Estado. Que en forma directa, el PAMS –asociación de médicos y profesionales afines en U.S.A.- acaban de entregar un hospital en Chincha (ayuda por el reciente terremoto ocurrido en el 2007) por valor de más de 70 millones de dólares. Que se debe tener en cuenta la sugerencia, del ponente de U.S.A., de utilizar la experiencia de los peruanos del exterior ya jubilados, para incorporarlos en programas de ayuda a las comunidades más deprimidas del país y fomentar la transferencia de tecnologías a los centros universitarios y a los pequeños empresarios.
Discurso inagural de Addhemar Sierralta
Breve resena biografica de Addhemar Sierralta Nunez
Miembro de OMCOPEX (Organización Mundial de la Comunidad Peruana en el Exterior) y residente en los Estados Unidos de América, desde 1986, es un profesional que actualmente vuelca su experiencia gerencial y como Consultor en importantes organizaciones peruanas y del exterior; asimismo en su labor periodística, desde Miami, dirige Visión Perú, publicación de la comunidad peruana que se publica en El Nuevo Herald y es editor de Tiempo Nuevo, periódico “on line”.
Ha sido profesor en las áreas de administración en las universidades del Pacífico, Ricardo Palma y Universidad Católica, en Perú. Igualmente en otras instituciones y empresas ha sido conferencista, tanto en el Perú como en el extranjero.
Es asimismo escritor y como tal ha publicado cinco libros y CD’s de géneros históricos, líricos, musicales y de narrativa. Ha obtenido premios, distinciones y reconocimientos por su trabajo periodístico (Grace, Domund y Fuerza Aérea Peruana); y de la Casa de la Cultura de Talara, Instituto de Cultura Peruana (ICP) y Ministerio de Educación, por su trabajo literario.
Actualmente tiene en prensa el poemario De Leyendas, paisajes y amor; un compendio de narrativa, Cuentos ciertos y menos ciertos; y una novela: Una niña desde siempre. Y en preparación los ensayos Construyendo un nuevo Perú y Quenas, guitarras y cumbias.
Es Ingeniero Químico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con especialidad en Metalurgia. Realizó su Maestría en Administración, con mención en Recursos Humanos, en la Universidad del Pacífico. También siguió el programa del IMEDÉ de Suiza sobre Gerencia de Personal en el INDEC de México y en la Universidad de Miami, Dirección de Hospitales y Servicios de Salud. Asimismo es Periodista Profesional de la hoy Universidad Jaime Bausate y Mesa.
Fue candidato al Congreso de la República del Perú en el año 2000, dentro de la lista de Unión por el Perú (UPP). Nacido en Bellavista (Callao) en el año 1943, está casado, tiene tres hijos y tres nietos.
“EL RETO DE LA MIGRACIÓN”
Estimados compatriotas y amigos:
Tomar la decisión de migrar no es sencillo.
Y cuando salir de nuestro país es en contra de la propia voluntad el asunto se complica. Con una experiencia verdadera quiero compartir las incertidumbres, sueños, esfuerzos y logros de una familia de migrantes, la mía propia.
Corría el año de 1985 cuando, ocupando una envidiable posición en la empresa más grande del Perú, el nuevo gobierno de entonces a muchos nos dejó en la calle y nunca se me abonaron los beneficios sociales.
Como consecuencia de ello, y teniendo a mis hijos aún menores, empecé a buscar trabajo pero existía cierto temor de contratar a alguien que había entrado en supuesto “conflicto” y la situación apremiaba y se fue complicando por la falta de recursos.
Por esos días hice un planteamiento a mi familia: marchar al extranjero y una vez ubicado enviar por ellos. La respuesta fue unánime: o nos íbamos todos o no había viaje. Y fue así que un buen día de julio de 1986, después de rematar muebles y enseres, reunir dinero para pasajes y una magra bolsa de viaje para instalarnos emprendimos nuestra marcha hacia Miami.
Con el tiempo tal decisión sería la mejor a diferencia de quienes emigraron solos –ya sea el esposo o la esposa o alguno de los hijos- porque lo obtenido por el trabajo de uno solo a duras penas les alcanzaba para vivir y enviar un reducido dinero a sus familiares.
Migrar solo, como comprobaría más adelante con algunos amigos, los alejaba físicamente de sus seres queridos y poco a poco la soledad, a veces problemas de salud y los conflictos llevaron, a muchos, a formar nuevas familias y complicar su situación. Otros, sin tener dónde llorar o con quien apoyarse en los momentos críticos, recurrirían al trago u otros vicios.
El contar con la familia, además del cariño y apoyo entre nosotros, evitar las preocupaciones por tenerlos lejos, y más adelante estar gastando en viajes, sirvió para afianzar los lazos familiares, poder contar con una bolsa común y ahorrar fue lo que aceleró la estabilidad económica.
Si bien existía la posibilidad de legalizar la situación mía, de mi esposa y nuestros tres hijos, debido a que mi madre podría pedirnos, no era algo definitivo porque ella vivía de una pensión de gracia o suplementaria.
Ni bien arribamos estuvimos todos en el pequeño departamento que alquilaba mamá y a la semana siguiente encontramos uno para nosotros, de una sola habitación –efficiency les llaman en U.S.A.- donde nos acomodamos los cinco en una cama, más o menos grande. Lógicamente que los fondos empezaron a bajar por tener que abonar el depósito y la mensualidad adelantada. Un amigo cubano me explicó que en Miami sin auto no éramos nada y me llevó a un “dealer” de carros viejos y obtuve una carcocha por 1,000 dólares (Un Buick de los setenta). Ya no nos quedaba mucho dinero, lo contamos y a duras penas nos alcanzaría para sobrevivir unas tres semanas. Reservé lo suficiente para sacar licencias de conducir para mi y mi esposa.
Después de descansar el primer fin de semana decidimos en conjunto salir a buscar trabajo un lunes. Nuestro primer recorrido fue por el barrio y caminando nos topamos con una pizzeria que recién abría sus puertas. Me ofrecí y gracias al automóvil y la licencia obtenida y al seguro obligatorio pude obtener la posición de “driver” para dedicarme a hacer “delivery” de pizzas a domicilio.
De nada me servía en ese momento tener tres profesiones, una maestría, y una significativa experiencia gerencial. Mi inglés era muy incipiente pero el deseo de ganar algo en cualquier oficio era mayor. Mis primeros trabajos –como la mayoría de los migrantes- fueron desde abajo, me tocó también lavar trastes y hacer limpieza en casas y me encontraba con compañeros sin mayor formación haciendo lo mismo que yo. Nuestra ventaja sería –más adelante- la educación recibida y contar con una familia.
A la semana de estar trabajando, y ya más ambientado, me enteré que se requería más “drivers”, así que como mi hijo tenía 16 años cumplidos pudo obtener licencia restringida, pude sacar del “dealer” -que me conocía por haberle comprado el Buick- otro viejo auto con una pequeña inicial. Ya en casa éramos dos que aportábamos al presupuesto familiar.
Dios iba a querer que mi mujer encontrara –antes de un mes- trabajo para cuidar a una anciana. Le fue sencillo porque su profesión de Enfermera le ayudó mucho. Claro que iban a pasar varios años más para ir revalidando y alcanzar el “board de enfermería” y mejorar de trabajo.
Luego de un mes y pico en Miami se presentó la oportunidad –en la misma pizzería- por incremento de teléfonos para recibir los pedidos, de contratar a un par de “phone girls” o telefonistas. Como tanto yo como mi hijo trabajábamos bien y habíamos caído en gracia al Manager que era un iraní no fue difícil convencerlo para que mi hija – aún de 14 años – fuera aceptada en una de las posiciones haciéndola pasar como que tenía más edad y contaba con la autorización paterna. Claro que mis hijos tenían un doble esfuerzo: el trabajo y el colegio al que asistían.
Y el milagro se fue configurando. Antes de un año de nuestra salida del Perú los ingresos familiares llegaban a los cinco mil dólares al mes (1,700 míos, 1,300 de mi hijo, 1,000 de mi hija y 1,000 de mi esposa). Una fortuna equivalente a cerca de 10,000 dólares actuales.
Ya en 1987 logramos mudarnos a una casa cerca de la pizzería, tenía dos dormitorios, toda una maravilla para nosotros. Seguíamos ahorrando. Mi madre hizo el pedido formal para legalizar nuestra situación migratoria, la que fue admitida.
Llegó 1988 y tuvimos reunidos los dólares necesarios para el “down payment” o cuota inicial de una casa. Seríamos propietarios.
Nuestra dicha pasaba por trabajar muy fuerte, no solo repartíamos pizzas sino que periódicamente cerrábamos el local y hacíamos lavado y limpieza total. Mientras mi esposa tenía que hacer turnos extras para ganar algo más. Todo esto para dar el salto. Y claro que si lo dimos.
Este esfuerzo es característica de quienes emigramos. Los peruanos en los Estados Unidos, por lo menos, gozamos de una bien ganada fama de buenos trabajadores, en su mayoría, salvo excepciones como en toda regla.
Para 1989 habíamos comprado una casa adecuada a nuestras necesidades
Claro que además del trabajo de la pizzería busqué algo más y fue en el área de ventas en el rubro de electrodomésticos. Empecé como vendedor, pasé a Assistant Manager y luego a Manager.
El proceso de transculturización, fue difícil, lo asumimos con decisión y mucho trabajo sin mirar qué tipo de labor era sino enfocándonos en las necesidades. El acicate fue eso: la necesidad de sobrevivir y de mejorar.
La adaptación fue todo un reto. Muchas veces cuando repartía pizzas y escuchaba música o noticias de mi Perú, no sabía si agradecer o si llorar. Pero allí estaba escuchando a Juan Luis Guerra, o a la Pantoja y de vez en cuando “Y se llama Perú”, añorando la tarde que con mis hijos vimos el Perú-Argentina, ese día que cantara el zambo Cavero en el Estadio y Maradona fue totalmente anulado con una marcación al centímetro, que había ordenado Challe a Díaz y a sus pupilos.
Ese primer gran salto, en menos de cuatro años, nos serviría de experiencia para soportar posteriores crisis económicas y familiares. Luchar por dar profesión a los hijos y tanto mi mujer y yo retornar a nuestras profesiones. Había que tomar nuevas decisiones.
Y entre las nuevas decisiones hubo una muy acertada : poner el énfasis en que mi esposa aprobara el “board” de enfermería, muy difícil para ella pero más rápido de lograr a que yo revalidara mis títulos.
Y esa decisión le permitió a mi esposa lograr primero aprobar el “board” como Assistant Nurse y luego el de Registered Nurse (RN) lo que le abrió las posibilidades de trabajo en un área de mucha necesidad. En poco tiempo estaba ya laborando como enfermera registrada.
Mis hijos alcanzaron sus profesiones, formaron familia, vinieron los nietos, nos jubilamos y la añoranza por el Perú nunca nos hizo perder nuestras raíces.
Hoy, con doble nacionalidad, con una segunda patria, seguimos pensando como peruanos, seguimos nuestras tradiciones, tanto que jamás se deja de comer comida nacional y dos de mis hijos –los casados- realizaron sus matrimonios en el Cusco.
Los migrantes en Estados Unidos somos el 52% de los cerca de 4 millones de peruanos en el exterior. Hay muchos ilegales y la diáspora lucha por sus derechos –elegir y ser elegidos- y hay peruanos, en los Estados Unidos, preocupados por mantener el espíritu nacional afuera, entre ellos cabe destacar en New York al sociólogo Jorge Yeshayahu Gonzáles-Lara con sus artículos, ponencias y estudios; en Miami a Teresa Gonzáles a través de Visión Perú que se publica en El Nuevo Herald; y en otra zona del país –Oregon- encontramos al escritor Eduardo Gonzáles Viaña con su Correo de Salem, entre muchos otros. Estos tres Gonzáles, que no son parientes y solo los une el mismo apellido y su espíritu de peruanidad , merecen es otro reconocimiento.
En Estados Unidos, como señala Yeshayahu Gonzales-Lara, hay cientos de instituciones peruanas, desde las religiosas como las hermandades del Señor de los Milagros, cámaras de comercio, los émulos de los clubes departamentales, clubes deportivos, y asociaciones de ex cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado. Agrupaciones folklóricas, sociales y de ayuda específica como Esperanza y Caridad, o culturales como el Club del Libro. Son cerca de 400.
“Hay hermanos todavía muchísimo que hacer”, como decía César Vallejo. Necesitamos la unión real y verdadera de estas instituciones, sin diferencias de ningún tipo.
Requerimos el apoyo para legalizar a nuestros compatriotas y que no sufran temores como los derivados de la ley de Arizona o la Ley del Retorno en Europa. También es necesario el auxilio a quienes viven en condiciones precarias, mayor facilidad en los temas consulares, y ayuda para quienes desean invertir o comerciar en el Perú.
Estar fuera del país nos hermana y une más. Pensamos siempre en lo bueno que sería concertar entre todos los partidos políticos un acuerdo nacional, elaborar un Plan para el Perú -apoyado por todos- que se proyecte en el largo plazo. En lo maravilloso que sería eliminar los irreconciliables puntos de vista de las extremas derecha e izquierda. Desde la diáspora va nuestro mensaje: construyamos el Perú no lo destruyamos. El Perú es su gente –piense como piense- de izquierda o derecha, cholos, indios, negros, zambos, blancos, extranjeros que se asentaron aquí –como nosotros estamos allá- y dejando su patria formaron nuevo hogar.
Los que vivimos fuera nunca hubiéramos querido dejar el Perú. Nos vimos obligados por situaciones económicas o políticas. Que no vuelva a ocurrir esto. Trabajemos para hacer cada vez mejor a nuestro hogar que es nuestra patria con los hermanos de aquí y de afuera.
Existe un costo social muy grande como consecuencia de los desaciertos políticos que se dieron en el Perú. Sin querer financiamos a los países desarrollados enviando gente profesional y mano de obra barata. La falta de oportunidades y los excesos ideológicos causan los éxodos. Y el dolor de estar fuera buscando nuevos horizontes, paradójicamente, beneficia con las ingentes remesas al país que nos dio la espalda.
Muchos desean retornar pero también muchos y sus descendientes se quedan fuera del país. Es un contingente valioso que sumaría a nuestro desarrollo.
La experiencia de haber vivido el reto de ser migrantes, la búsqueda por avanzar sin dejar de sentir, en nuestros corazones, al país que nos vio nacer, y las experiencias logradas nos conducen a querer volcar lo aprendido para beneficio de nuestros compatriotas –en especial a los ilegales- sea a través de la Organización Mundial de la Comunidad Peruana en el Exterior (OMCOPEX) y de la colaboración individual de quienes vemos con mayor claridad –al confrontar al Perú con otros países- lo que debemos hacer para construir el Perú grande que tanto amamos.
Muchas gracias.
Addhemar Sierralta Nunez
Lima Peru, Congreso de la Republica del Peru
Transcribimos esta exposición realizada en el Congreso de la República del Perú dentro del Foro Internacional “Peruanos en el exterior : Desarrollo e Integración” el 23 próximo pasado.