QUENAS, GUITARRAS Y CUMBIAS : En la Era de la Globalización
En la Era de la Globalización
Una música de esperanza…en la diaspora peruana
Por Addhemar H.M. Sierralta
LA MÚSICA CLÁSICA Y LA POPULAR
En el siglo XX se puede señalar que la música peruana tuvo una buena evolución durante su primera mitad. Compositores e investigadores afianzaron con sus obras la identidad de nuestra música autóctona, mestiza o criolla. Y hasta se obtuvieron logradas composiciones de música elaborada con conocimiento y buena técnica. Pero a partir de las últimas décadas no se le ha visto un afianzamiento.
A mediados del siglo pasado y hasta los años 70 la música popular destacó, como hemos visto, con la llamada música criolla y poco a poco a poco fue dando paso en las últimas décadas a una mayor difusión de los afro-peruanos y andinos. Ya en pleno siglo XXI se plasma la música denominada de fusión y pareciera como que estamos en una nueva búsqueda de identidad musical, fenómeno paralelo al del nuevo mestizo peruano que quiere encontrar un perfil adecuado a los nuevos tiempos.
INFLUENCIAS DE LA GLOBALIZACIÓN
Ya se vislumbraba en el siglo pasado influencias del fox-trot, del Charleston, del tango, de la rumba, de los boleros, de la guaracha, del rock and roll, de la salsa, y de otros ritmos. La globalización cultural, y por ende la musical, es cada día una realidad. Nuestro país se nutre de contribuciones venidas de otras tierras. Por estos días el contagiante ritmo del “Reggaetón” y su derivado el Perreo inunda los bailes juveniles.
Por otro lado se observa que la música folklórica también está cambiando. Se hace más bailable y se modifican los instrumentos. Se incorporan los teclados, por ejemplo, y el vestuario tradicional empieza a hacerse más moderno, en especial el de las mujeres. Basta ver las minipolleras de la zona de Puno y los trajes atrevidos de las nuevas chicas cantantes de huaynos. MINO FUTURO
Talento tenemos entre los músicos peruanos. Hace falta escuela. Es decir la tecnificación y proyectar la enseñanza musical en forma estructurada. También es necesario el apoyo del Estado en el fomento de dichos centros de enseñanza. Se debe incluir programas de música nativa o folklórica, música internacional, música moderna y música clásica. La búsqueda de intérpretes, tanto de instrumentos como cantantes, y de maestros compositores y de la educación musical se hace necesario.
En cuanto a la actividad privada se debe fomentar la aparición de academias e institutos musicales. También debe existir una colaboración de los medios informativos para difundir adecuadamente este aspecto de nuestra cultura.
Recordemos la importancia de la música en la educación temprana de nuestros niños. El Ministerio de Educación debe promover su uso en las escuelas y estimular a los maestros para que utilicen la música como elemento educativo, formativo y terapéutico fundamental.
Nuestras raíces musicales están dentro del espíritu de nuestro pueblo. Debemos ayudar a nuestra gente a reconocer el valor de nuestra cultura. Rescatar el orgullo de la música peruana y tecnificarla para ofrecerla al mundo como un aporte más para enaltecer el espíritu, sin descuidar su evolución y fusión para convertirla en notas y ritmos atractivos a la juventud actual. Nuestra música está viva.
Los peruanos tenemos recursos valiosos. Estos están en nuestras raíces culturales, en nuestra historia, y tenemos el deber de ser conscientes de ello. Podemos desarrollar en forma competitiva en diversos aspectos y proyectarlos ante el mundo. Siempre se dijo, para ponderar lo más valioso en el ámbito internacional: “Vale un Perú”. Y está en la voluntad que pongamos en nuestra empresa demostrar que nuestro país es mucho más que fuente de riquezas naturales. Que somos ricos en talento y capaces de crear como lo hicimos antaño.
Para crecer hay que reconocer que debemos prepararnos mejor. Debemos percibir las necesidades de los mercados interno y externo y adecuar nuestra educación para satisfacer dichos requerimientos. Es necesario desarrollar nuestra autoestima. Es decir, creer en nosotros. Si logramos forjar una cultura de alto desarrollo hace miles de años, si fuimos el centro del poder y desarrollo durante la época colonial, no existe razón alguna para volver a obtener el brillo pasado.
Recordemos los desarrollos obtenidos en virtud de los vestigios de esas épocas lejanas. Allí están los restos del Señor de Sipán, las culturas Moche y Chimú, la ciudad de Caral, las culturas Chancay, Nazca y Paracas entre las más relevantes en la costa. Y las culturas Chavín, Tiahuanaco e Inca en la sierra. Y en la selva la cultura Chachapoyas. Esto significa que los desenvolvimientos culturales no han sido sólo de la sierra sino se dieron en todo el territorio. Cada cultura aportó con lo suyo. Serranos, selváticos y costeños.
Blanquitos, negros, zambos, mulatos, cholos, chinos, y de otras etnias debemos estar unidos por las metas del desarrollo. Somos todos peruanos y en esta época estamos obligados a cerrar filas para avanzar. Tenemos, en la medida, que abandonemos los extremismos, odios y rencores, la mejor posibilidad para volver a destacar. Vale la pena tener en cuenta que nadie es dueño de la verdad y también que el progreso está en función de cada uno. De lo que podamos hacer nosotros para nuestro país, del compromiso para su desarrollo, iniciando el mismo con el compromiso hogareño y la unión familiar. De allí parte la solidaridad y el respeto que se proyectará a nuestra comunidad y al Perú.
Ser peruano es una bendición. Haber nacido en esta hermosa tierra, cuna de gente esforzada y valerosa, es todo un privilegio que debemos cuidar. Y ese cuidado está en fomentar en nuestros hijos los aspectos que distinguen nuestra peruanidad. Amar la tierra, la familia, los valores en que fuimos criados y rescatar los puntos positivos del respeto al prójimo y el afán de logro permanente por ser cada día mejores. Estoy convencido que debemos ser optimistas en un país que ha sufrido tanto. Ha llegado la hora de construir y de hacer para responder al deseo de Vallejo: “Hay hermanos muchísimo que hacer”. Está en cada uno de nosotros. ¡ Viva el Perú!