Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar en el Peru
El 30 de marzo se celebra el Día Internacional de las trabajadoras del hogar. Un día como hoy conviene recordar (una vez más) que muchas mujeres han llevado una vida de constantes maltratos por sus empleadores y que estos se “ven justificados” en sus actos por aquella idea injusta y equivocada de que las personas que realizan esta labor, mayormente provincianas o de ascendencia andina, no tienen el mismo valor de otras que no son consideradas “cholas” o “indias”. Por ello, que este día sirva para denunciar estos abusos y racismo explícito o soterrado, y revalorar el trabajo que realizan las trabajadoras del hogar. También, es una oportunidad más para seguir difundiendo los derechos laborales de las trabajadoras del hogar, como tener 24 horas continuas de descanso semanal, pago de Compensación por Tiempo de Servicios equivalente a 15 días de remuneración por año de servicios, como también gozar de vacaciones y gratificaciones en meses de julio y diciembre, entre otros.
Hace unos años Gonzalo Portocarrero, sociólogo y profesor principal de la Pontificia Universidad Católica del Perú, escribió un ensayo que tituló La dominación total. Consideramos muy pertinente recordar un fragmento de este importante texto, donde se narra la forma de proceder de algunos empleadores para literalmente sojuzgar a las trabajadoras del hogar:
La patrona, el centro del mundo de la empleada, suele ser una amiga “protectora” de la familia o también una prima o tía de la niña, o, con menos frecuencia, una persona que se encuentra por casualidad [… ]Al inicio de la relación patrón-sirviente hay una fase característica, una suerte de seducción que se prolonga en una corta luna de miel. Antes de apoderarse de la persona de la empleada la señora promete: “nada te va a faltar, todo tengo”, “como una hija más te voy a tratar”. Retrospectivamente las empleadas dirán: “boquita linda para engañar tenia”. Desde luego que en esta primera fase la patrona evalúa los recursos y capacidad de defensa de su sirvienta. Constatado el hecho de estar frente a una persona que carece de medios de resistencia, empieza a implementar una estrategia de dominación total. Ella está encaminada a hacer de la niña un robot (es muy instructivo saber que la palabra robot es de origen polaco y que en esa lengua significa siervo de la gleba) sumiso y obediente, que nunca se duerme sin haber agotado sus energías y que es, además, el desfogue donde se descargan las frustraciones de los impulsos sexuales y agresivos de sus patrones. Par lo general los patrones no dan nada que no se les haya reclamado con insistencia. No obstante avanzan en el control de la sirvienta hasta donde ella lo permita. Con esta finalidad se emplean una serie de tácticas. La primera es procurar su aislamiento y reclusión dentro de la casa. Para ello se trabaja en dos frentes: se prohíben las salidas y, paralelamente, se satanizan las amistades o los espacios de donde pueden venir una pa1abra amiga, un consejo liberador. Se trata pues de eliminar tanto la posibilidad objetiva como el deseo subjetivo. “Te enseñan malas cosas no debes junarte”. “No vas a conversar con nadie, la tertulia trae todo, arruina la vida”. “El día que quieras salir a la puerta de la calle, te voy a llevar a la PIP (la antigua Policía de Investigación del Perú), ahí te van a hacer pasar corriente”. “Son unas correteadoras”. Se trata de algunas expresiones características que tratan de crear una imagen del mundo aún peor de lo que éste puede ser para una empleada. Asustarla, crearle desconfianza, reducir sus relaciones personales para que no tenga posibilidades de comparación; son medios para impedir que escape.
Está también la expropiación sistemática del tiempo libre. El juego y el descanso son identificados con el ocio y cuanto más aguanta la sirvienta mas se le exige. La sobreexplotación campea con descaro en el interior de estos hogares; en realidad, es otro mecanismo para convertir un ser humanó en una maquina.
Un tercer instrumento es la violencia verbal y física. Por su intermedio se busca suscitar el terror y la obediencia. También destruir el orgullo personal, creando la sensación de no tener ningún valor, de ser indefensa y absolutamente dependiente. Para ello todo vale: las manos, los pies, e1latigo, el ají, el agua hervida, la plancha y otros objetos contundentes. “Si yo quiero, yo te mato y tú no tienes a nadie quien te reclame, yo te puedo matar nomas, yo puedo hacer lo que me da la gana contigo. Yo puedo hacer lo que quiero”. Todas las empleadas, a excepción de una, manifiestan haber sido brutalmente golpeadas. En el caso de Bonifacia el resultado fue su muerte.
La violencia verbal es más frecuente y se refiere generalmente a lo étnico. “India, chola puta” es el insulto más típico. Con él y otros similares se busca, y eventualmente se logra, mantener una distancia con la empleada; esto es deshumanizarla, desidentificarse con la persona que hay en ella, justificando así la explotación y eliminando posibles sentimientos de culpa. También realzar la autoestima a través de vivenciar su poder sobre el otro. Pero la violencia además de ser “instrumento pedagógico” para amaestrar un ser humane puede significar también una reacción frente a las múltiples frustraciones de los señores y señoras. En realidad se produce una cadena de desplazamientos de la agresividad donde la empleada representa el último eslabón.
Por último, esta también la manipulación del afecto. En un medio a la vez pequeño y lleno de carencias se genera una gran necesidad de reconocimiento, de ser alguien ante los ojos de otro, entonces un mendrugo de cariño se convierte en algo inapreciable, se está dispuesta a dar todo por él. Cuando la empleada depende afectivamente de los patrones, o de un hijo de e1los, se hace más difícil la posibilidad de escapar.
Fragmento del capítulo: La dominación total. En: Gonzalo Portocarrero, Racismo y Mestizaje. SUR, Casa de Estudios del Socialismo, Lima, 1993, pp. 22-25.
En este día queremos recordar también que existen organizaciones que trabajan diariamente por los derechos de las trabajadoras del hogar y promover su desarrollo personal. Una de esas organizaciones es La Casa de Panchita, con la que hemos venido coordinando para difundir el trabajo que realizan con las trabajadoras del hogar.
Su dirección: http://www.gruporedes.org/.
Su blog: http://gruporedes.org/weblog/
En el número 5 de la Revista de Interculturalidad hemos preparado un especial sobre el trabajo infantil y lo hemos titulado No somos invisibles, como la propia actividad desarrollada por La Casa de Panchita.
Especial:
No somos Invisibles. Trabajo infantil doméstico en el Perú.
Lo verán en: http://interculturalidad.org/numero05/03-a.htm , donde presentamos artículos sobre el tema y exposiciones de fotografía.
Algunos de los artículos de este especial son:
• Uniendo esfuerzos para proteger a los trabajadores infantiles del abuso y la explotación: http://interculturalidad.org/numero05/03-a01.htm
• Trabajo digno para los adultos, y educación de calidad para los niños y las niñas: http://interculturalidad.org/numero05/03-a02.htm
• El trabajo voluntario y las buenas prácticas de atención a trabajadoras y trabajadores infantiles domésticos en la AGTR – La Casa de Panchita: http://interculturalidad.org/numero05/03-a04.htm
• Trabajadoras del hogar. A veces, con la ley se gana:
• Los otros trabajos y exposiciones fotográficas los podrá ver en: http://interculturalidad.org/numero05/03-a.htm
Vaya nuestro reconocimiento y saludo a todas las trabajadoras del hogar.
Gracias a Arturo Quispe Lázaro, por la colaboracion a La Diaspora Peruana