El Vals Criollo Peruano la identidad colectiva en la Diaspora Peruana

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El vals criollo peruano la identidad colectiva  en la Diáspora Peruana

Por Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara


En mi último viaje a Perú mi recuentro

con mi querido tío Miguel Gonzales, el bohemio de la familia

el que gusta de la guitarra y el cajón.

En una charla amena hizo remembranza de la música criolla

y el criollismo en el Perú,

cuando hizo cantar a su guitarra en la Radio Nacional.

En el volcó sus penas y alegrías, las cantaba y las bailaba.

Eran los tiempos en que el músico no recibía un centavo

por su trabajo, el premio mayor era la sonrisa de una zamba

o saborea la presa más grande de un caldo de gallina.

Nuestro encuentro de familia motivo este ensayo.




Los peruanos pueden decir con orgullo que el huayno representa y significa la música andina, y lo costeño, lo urbano, es la música criolla y que el folclore nativo, de modo particular de expresión es el vals peruano, y puede  proclamarse así como la Argentina tiene el tango que exporto al mundo y el Brasil  exporto la zamba, y Colombia exporto la cumbia, y La República Dominicana exporto el merengue, y Cuba su melodioso ritmo en son caribeño. El Perú tiene el vals criollo.

Trascendiendo fronteras trasnacionales, la música criolla ha sido favorecida por el público peruano, independientemente de la raza, etnia, clase social. Representando por géneros tales como el vals peruano, la marinera (limeña y norteña). La música criolla suele invocar sentimientos de seguridad a la audiencia con temas vinculados al pueblo, la tierra, el  barrio, los encantos y desencantos de la vida cotidiana. Es en esta esfera musical evoca un pasado que es cambiantemente real, he imaginado enmarcando con una ansiosa nostalgia, los recuerdos de un lugar histórico que, en toda provalidad, son transfigurados e idealizados. Géneros tales como el vals,  el tonderito y la música afro peruana invariablemente invitan la participación espontanea de la audiencia a través de palmadas y peticiones de los ejecutantes por las “las palmas” “las cucharas”. Estos géneros proporcionan un sentido de familiaridad a la Diáspora Peruana en los Estados Unidos a través de un instante sensorio para configurar la memoria colectiva de los recuerdos que dejaron atrás.



La música criolla peruana es consecuencia de un proceso de influencias sociales, políticas, económicas y geográficas sobre los habitantes de sus tres zonas naturales clásicas: Costa, Sierra y Selva. De entre ellas, Costa y Sierra recibieron los aportes más significativos de la música y bailes de España a través de los soldados y de las elites dominantes durante la Colonia. En la Costa, es la zona donde la riqueza de la música española acentuó su presencia durante los tiempos de la Colonia hasta establecerse definitivamente en los aires musicales populares durante la República, dando lugar al nacimiento de lo que se conoce como Música Criolla del Perú.



El criollismo una identidad propia



La cultura musical Criolla y Afro peruana se inicia con la llegada de los españoles y los esclavos africanos que fueron traídos con ellos. La cultura musical criolla en Lima construye de manera constante una identidad propia, transformando los géneros musicales y patrones estéticos importados.  Desde la presencia de valses de origen Vianes, Mazurcas, Jotas Españolas, continuando con la influencia de la música francesa e italiana, la cultura popular limeña se fue perfilando a través de la transformación y decantación de géneros de tal manera que, aun asumiendo las modas correspondientes a cada época, se gestaron y desarrollaron algunas formas musicales que llegan hasta fines del siglo XX y que se identifican con lo limeño.



El criollismo mantiene su propia identidad, la que se forjo en los barrios populares al son de la guitarra y el cajón; tocando y bailando marineras, festejos, tonderos, polcas y valses. Este criollismo a traviesa fronteras y en el proceso trasmigracional de la diáspora peruana, se reproduce constantemente como un sentimiento que evoca recuerdos, que evoca penas y alegrías de un pasado que es constantemente cambiante he imaginado, porque la música criolla es consecuencia de un proceso de influencias sociales vinculados al barrio, a la vida urbana, a la migración del mundo andino a la ciudad urbana, a la jarana del barrio y los vecinos. Hoy en el contexto de las migraciones transnacionales el criollismo constituye parte de la peruanidad colectiva y símbolo de identidad, independientemente de la raza, étnica y clase social.



La canción criolla peruana y sus representantes



En la historia de la canción criolla peruana, tienen importancia fundamental los intérpretes, cantantes y guitarristas, cuyo trabajo permitió la difusión y la fama de muchas piezas que son parte del patrimonio cultural del Perú. El vals peruano es un género de música popular originario del Perú, también denominado un genero de la  música criolla y afro peruana.



El Canto solista o en dúo, acompañado al inicio por guitarras y luego también por el cajón, las cucharas, era parte fundamental de toda reunión o jaranas, en casas, solares y callejones, instancias en las que se desarrollo la música criolla. Los valses más antiguos, de fine del XIX, y principios del siglo XX, se reconocen como valses de la Guardia Vieja. Entre los más importantes compositores tenemos a José Sabas Liborio-Ibarra, autor de la mazurca, “Flor de Pasión;” Julio Flórez y Juan Pena Lobaron autores  de “El Guardián;” Oscar Molina, autor de “Idolatría;” Rosa Mercedes Ayarza de Morales, pianista, compositora y recopiladora de diversos géneros como pregones, danza habanera, marineras y tonderos. Entre sus obras esta “La Picaronera,” “Frutero Congo,” “La Jarra de Oro,” “Congorito.” “Moreno Pintan a Cristo.”  Entre otros Alejandro Ayarza, conocido como Karamanduka, autor de “La Palizada,” y Pedro Augusto Bocanegra, autor de “Alondra.”



Los representantes históricos del criollismo son Felipe Pinglo Alva “El Bardo” (1899-1936), Jorge Pérez “El Carreta”, Oscar Avilés, Arturo Cavero “El Zambo”,  y Isabel Granda “Chabuca” (1920-1983), Lucha Reyes, Alicia Maguiña, Eva Ayllon, Lucia de la Cruz, Bartola, Eloísa Angulo, Delia Vallejos, Jesús Vásquez, Teresa Velásquez, Esther Granados, Cecilia Barraza, Luis Abanto Morales, Cecilia Bracamanote, Edith Barr, Rafael Matallana, Pepe Vásquez, Manuel Acosta Ojeda, Lucho Barrios, Roberto Tello, Paco Maceda, Manuel Donayre, Susana Baca.



Así como también dúos y tríos: La Limeñita y Ascoy, Las Criollitas, Las Limeñitas, Los Chamas, Los Romanceros Criollos, Los Embajadores Criollos, Los Trovadores del Perú, Fiesta Criolla, Los Kipus, Los Chamacos, Los Davalos, Los Morochucos, Los Virreyes de Lima, Irma & Oswaldo, Los Pallas, Perú Negro, Los Caciques, Los Cholos, Los Dos Compadres, Los Trovadores del Norte, Los Ases del Perú, Los Ardiles, Los Bohemios, Los Zanartu, Los Soles del Perú, Cuarteto Perú, Leturia & Velásquez, Alma Criolla, Montes y Manrique, Los Trigos.



La importancia fundamental  de los intérpretes, cantantes, dúos, tríos y guitarristas, cuyo trabajo permitió la difusión de muchas piezas que son parte del patrimonio cultural del Perú y la identidad músico-cultural colectiva, en la memoria colectiva de los peruanos que viven en la diáspora se refleja en el espacio ambivalente que ocupan los inmigrantes peruanos como minoría cultural y cuya lealtad nacional hacia la música criolla está dividida entre el Perú y el país de residencia. Esta lealtad nacional a la música se expresa como la nostalgia, el barrio y las jaranas de la Lima de antaño.



La Identidad colectiva de la Diáspora Peruana: El Bardo a Chabuca



Felipe Pinglo Alva, “El Bardo,” es el paradigma del criollismo de todos los tiempos, con sus letras plagadas de crónicas políticas de la crisis de la época produjo aproximadamente 300 canciones, muchas de ellas perdidas o conocidas solamente en forma fragmentadas. Las difundidas fueron  “El Plebeyo, “El Huerto de mi amada,” “El espejo de mi vida,” “Mendicidad,” “La Oración del Labriego,” “Sueños de Opio,” “El Canillita,” “Pobre Obrerita,” “Pasión y Odio,” “Rosa Luz,” “Hermelinda.” “El Tísico,” “Bouquet,” “Amor Traidor,” Melodías del Corazón,” “Celos,” son algunas de sus más famosas composiciones. La música criolla adquiere jerarquía, dándole interpretación al proceso de transculturización.



Con el advenimiento de la radio se populariza la música criolla, las emisoras radiales convocaban con fines de promoción a los más renombrados intérpretes del criollismo para que actúen en vivo. Serafina Quinteras, la primera poetisa de la canción criolla con su “Muñeca Rota,” Lorenzo Humberto Sotomayor y su vals “Corazón,” y Cesar Miro con “Todos vuelven” eran los más sonados del criollismo de la época.



Isabel Granda Larco, “Chabuca” abre una nueva brecha en la música criolla con sus melodías y mensajes de hondo sentimiento nacional. “La Flor de la Canela” no era una creación imaginaria, un personaje de su fantasía, un hada misteriosa, sambita ella, un mito de la ciudad. Esta famosa canción fue inspirada en un personaje real, de una joven morena del Abajo del Puente a la que conoció cuando era niña, el nombre de la mujer era Victoria Angulo y que había sido con los suyos, antiguos amigos de los Granda-Larco. Su primera etapa de su creación corresponde al canto a Lima, de sus hábitos y costumbres, de su barroca geografía, de sus empolvados balcones y sus patios floridos. Su segunda etapa es el intento de hacer teatro musical, zarzuela, opera limeña; y la tercera etapa es la de poetisa que se adhiere al canto de un pueblo en proceso de angustia y búsqueda. Culminando con la aproximación al arte negro, creando una nueva manera de decir pregones y cantar landós y zamacuecas. Entre los clásicos de Chabuca esta: La Flor de la Canela,” “José Antonio,” “Cardo y Ceniza,” “Fina Estampa,” entre otras.



El criollismo mantiene su propia identidad colectiva, la que se forjo en los barrios populares al son de la guitarra y el cajón; tocando y bailando marineras, festejos, tonderos, polcas y vals criollo, Felipe Pinglo Alva y Chabuca Granda son los representantes históricos en la memoria colectiva de los peruanos.  Existen 241 organizaciones o enclaves socio-culturales en los Estados Unidos y en especial en la ciudad de New York y Florida, estas organizaciones preservan la peruanidad étnica y cultural en sus expresiones artísticas y en especial a música criolla. Estos enclaves socio-culturales tienen la función de evocar la identidad colectiva.



La diáspora peruana es una forma de construcción de espacio social trasnacional, que refleja el espacio ambivalente que ocupan los inmigrantes peruanos como minoría cultural y cuyas lealtades nacionales están divididas entre el Perú y el país de residencia. La diáspora peruana surge en un mundo de las migraciones globales, entre otros tiene como principales sujetos a personas que se desplazan por el mundo; y vinculadas con el desarrollo de la música criolla están las expresiones del vals peruano formando una tradición mayormente reconstruida desde Felipe Pinglo Alva a Chabuca Granda, en esta esfera musical evoca un pasado que es imaginado enmarcando con una ansiosa nostalgia. Es a través de las expresiones músico-culturales que se elabora la identidad colectiva, y en este repertorio se enmarcan los géneros que reflejan los valores culturales. La música criolla ha sido favorecida por la inmigración peruana, independientemente de la raza o clase social, así como por otros grupos de inmigrantes.



Así como la Argentina tiene el tango y el Brasil  la zamba, y Colombia la cumbia, y La República Dominica el merengue. El Perú exporta la música criolla y establece una anclada en la tradición proporcionando opciones musicales conducidas por una mezcla de recuerdos y nostalgia por una patria idealizada. Porque la memoria colectiva está constantemente recreada a través de de la música criolla y afro peruana. La música de estas dos esferas permanece firmemente anclada en la tradición y el sentimiento de peruanidad entre los inmigrantes peruanos al escuchar un vals peruano, una marinera norteña, una polca, un festejo, un tonderito o reconocer un vals de la guardia vieja o una zamacueca de Chabuca Grande, evoca un sentido de familiaridad.  Es el producto de una construcción con hondo contenido emocional, y juegan un rol preponderantes las determinaciones estructurales, la percepción que se tienen de las mismas, y la atribución de una identidad por parte de los demás.



La música peruana se convierte en el elemento más importante en el proceso de la memoria colectiva e identidad de la diáspora. Entre los factores que facilitan forjar una comunidad musical-cultural esta la formación de las instituciones, asociaciones, exponentes de la música criolla, y la confraternidad se afirma la percepción de peruanidad en un contexto social hibrido transcendiendo fronteras: El Perú tiene el vals criollo.




 Bibliografía

Rey Mario. La Música Afro-Peruana en Miami ya la Construcción de Memoria e Identidad. East Carolina Univesity.

Música criolla y afro peruana. http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%BAsica_criolla.


Gonzales -Lara, Jorge Yeshayahu. La Peruanidad en la diáspora. El ser peruano en la diáspora. http://www.monografias.com/trabajos-pdf/peruanidad-diaspora/peruanidad-diaspora.shtml.

Gonzales-Lara, Jorge Yeshayahu. La Diáspora Peruana. http://www.monografias.com/trabajos-pdf/diaspora-peruana/diaspora-peruana.shtml.

Encuentros y Desencuentros: Construyendo nuestra Interculturalidad 4. interculturalidad.org/numero04/03a02_eyd.htm

Gonzales Lara,  Jorge Yeshayahu. La diáspora peruana en los Estados Unidos. http://www.monografias.com/trabajos60/diaspora-peruana-estados-unidos/diaspora-peruana-estados-unidos.shtml




 New York, Diciembre 13, 2008.











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